jueves, 28 de enero de 2016

La crónica como objeto transicional

La crónica como objeto transicional
Material del Lic. Abelardo Eliezer Salita
Entre las dificultades que suelen tener los alumnos que comienzan su entrenamiento en el rol observador, un problema a abordar es la relación que establece con su registro escrito, con su crónica de observación. Las vicisitudes, vivencias, impactos que su lectura y análisis le despiertan, que son una actualización de las vivencias de situarse como observadores.
La psicología social afirma que la realización de cualquier tarea implica ubicarse en una situación de aprendizaje. La tarea de observar es un medio y un momento en el aprendizaje del oficio de psicólogo social. El instrumento privilegiado de ese momento es el desarrollo sostenido de crónicas de observación. Herramienta que permite en un proceso gradual ir articulando las percepciones con el conocimiento teórico, e ir pasando de los niveles proyectivos e identificatorios iniciales a mayores grados de discriminación de sentidos y afectos, logrando así una creciente objetivación en la ejecución y comprensión de la tarea.
El reconocimiento de este recorrido impone la necesidad de reflexionar sobre las vivencias, ansiedades y movilización de la identidad que genera cualquier situación de aprendizaje.
En un principio el aprendiz de observador se ubica en un grupo de aprendizaje que se inicia, dentro de un equipo que también comienza su vínculo y su tarea. En ambos ámbitos con un rol prescripto que le es desconocido. Además es integrante de un grupo de pares con los que compartirá las distintas vivencias del aprendizaje. Se encuentra sometido a múltiples gestalts como dice Scaglia, a muchos procesos de depositaciones, identificaciones y multiplicidad de estímulos que lo impactan. Se halla envuelto en una situación de aprendizaje intensivo en las cuatro “canchas” propuestas como encuadre del aprendizaje para el desarrollo y elaboración del rol.
Una vez sentado en la silla de observador recibe varios impactos:
Se encuentra dentro de un encuadre que lo define como “observador”, rol sobre el que ha recibido información teórico-técnica, pero que aún no conoce, no ha incorporado.
Se siente encuadrado en una relación asimétrica con los integrantes del grupo que observa, en la que siente la responsabilidad de dar sostén y continencia desde su presencia, en momentos que siente desorganización y confusión. Se le configura así la situación de sentirse ubicado en un vínculo precisamente a partir de aquello que le resulta ajeno, extraño, tiene sentimientos contradictorios. Deseos de aprender y cooperar y al mismo tiempo sentimientos de impostura y “como sí”. Siente necesidad de realizar actividades que le permitan enfrentar la situación.
Se encuentra definido por un rol, que además de serle desconocido, rompe con los criterios habituales de acercamiento a nuevos vínculos, propios de cada persona. Situación de renuncia y prescindencia que incrementa las vivencias persecutorias ligadas a las ansiedades más primarias, fantasías de estar a merced del objeto de conocimiento. Se incrementa así la vivencia de ataque a la identidad. Al mismo tiempo de despliegan, en contradicción con estas, otras vivencias como la de sentirse liberado de “la angustia del rol no asignado”.
Se va constituyendo poco a poco una situación regresiva típica de la situación de aprendizaje en la que se reeditan las modalidades de aprender a aprender incorporadas tempranamente en las que ante las ansiedades depresivas, paranoides y “confusionales” se intenta salir por medio de las técnicas instrumentales que en la medida que estén acompañadas del adecuado marco de continencia favorecen el aprendizaje.
Otro gran impacto que recibe es el doble movimiento que debe realizar: observar y observarse observando. Criterio básico para la elaboración de todos estos sentimientos y actitudes. Por un lado se encuentra objetivamente, más allá de su voluntad, implicado en el campo afectivo grupal, entregado a múltiples resonancias, identificaciones con lo observado, en plena actividad proyectiva. Por otro se mira a sí mismo trabajando.
En estas vivencias, y a través de la tarea, va reconociendo identificaciones, reintroyectando. Se encuentra en una situación regresiva de la que saldrá en un proceso creador descubriendo nuevas realidades sobre el grupo observado y sobre sí, como objeto de estudio, también.
La superación de estas vivencias regresivas es condición indispensable para que pueda observar el grupo real que se despliega ante sus órganos de los sentidos. Pero este trabajo sostenido requiere de un instrumento facilitador de ese pasaje. Aquí aparece la importancia del registro textual de crónica.

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