jueves, 28 de enero de 2016

LA CRÍTICA DE LA VIDA COTIDIANA Y LA CUESTIÓN DEL PODER

Extraído de la obra "Para Pensar a Pichon" de Graciela Jasiner y Mario Woronowski
Si de aprender a pensar se trata, la propuesta es dar cauce a la creatividad, rompiendo con los caminos letales de la eterna repetición. Sostener el deseo de aprender, poniendo "todo en cuestión", renunciando a modelos referenciales sacralizados y a todo aquello que por no ser interrogado, problematizado, se naturalice para siempre. Retomar la crítica de la vida cotidiana tiene que ver con retomar un pensamiento desviante y una praxis instituyente. Retomar a un Pichon-Rivière crítico que pudo pensar y crear, aun dentro del ostracismo de ciertas instituciones, cuestionando lugares de poder, allí donde un supuesto saber permanecía enquistado, el saber constituido en lugar de poder.
Con Pichon hemos justamente aprendido que pensar, trabajar, es tomar cualquier teoría, incluso la suya propia y violentarla, destruirla, para volverla a construir de una manera seguramente también provisoria, desarmar los conceptos de su ECRO, articularlos con otros desarrollos teóricos, interrogarlos en nuestras prácticas, problematizarlos, soportar las invisibilidades de su teoría y desde allí, desde lo no dicho, desde lo que no pudo ser pensado, producir. Desde este lugar, desde esta perspectiva, adquiere especial sentido y relevancia la cuestión de la crítica de la vida cotidiana.
¿Cómo no volver al texto de Pichon-Rivière y Ana Quiroga: Psicología de la vida cotidiana? Un recorrido problematizador por los espacios, tiempos, ritmos, en que la subjetividad se va construyendo: la familia, el consumo, la moda, la opinión pública, el fútbol, la noche, la ciencia, las instituciones, las fuerzas armadas, la supervivencia... Resulta interesante ubicar en este texto de los años 1966-1967, algunas cuestiones que lo atraviesan en el intento de sostener los proyectos sociales de esa década desde una psicología social, ubicada en el punto de articulación entre el psicoanálisis y el materialismo dialéctico.
La psicología de la vida cotidiana planteada como una crítica.
La vida cotidiana como espacio privilegiado para analizar lo múltiple, lo micro, lo fragmentado, lo no global.
La problemática del poder en una crítica de la vida cotidiana.
Temáticas que por la manera abierta, inacabada como son planteadas, se vuelven provocativas, invitan a seguir produciendo, a transitar nuevos caminos, a emprender otras lecturas, otros referentes; en una palabra a problematizarlos.
Una lectura crítica supone la posibilidad de problematizar, de recuperar el asombro y las preguntas infantiles, de formular/se interrogantes, pero pudiendo sostenerlos abiertos, sin saturarlos rápidamente con alguna respuesta que por lo inmediata resulte tranquilizadora.
Es un intento de analizar todo aquello que siendo instituido aparece como obvio, de cuestionar las eternas evidencias que se nos aparecen como "lo normal", es una ruptura de evidencias, una mirada dispersante que privilegia modalidades a esencialidades.
Dice Ana Quiroga: "La vida cotidiana son hechos múltiples y heterogéneos de difícil clasificación en los que toma cuerpo y se patentiza, en forma fragmentaria e inmediata, la organización social de la relación entre necesidades y metas".
Si acompañamos a Pichon en un recorrido por esas situaciones de la vida cotidiana que nos interpelan a realizar una lectura crítica (la moda, el fútbol, el rumor, etc.); a interrogar la familiaridad acrítica con la que según él nos relacionamos con lo cotidiano, nos encontramos a lo largo de sus escritos con una insistencia provocativa: la temática del poder. Pichon la nombra en muchas oportunidades, pero allí queda, como mostrando un camino posible, como un clamor de no inocencia, como una provocación a ser elucidada.
¿A qué poder se refería en pleno proceso militar en la Argentina? ¿A qué poderes dentro de los intereses de la institución del psicoanálisis? Otra vez nos resulta productivo tomar estas cuestiones que sólo se subrayaron y, a la luz de otros aportes, seguir trabajando en ellas. Es casi innecesario aclarar que en la década del 90 resultaría difícil hablar del poder sin referimos a Michel Foucault.
Pensamos que si la psicología social trabaja la producción histórica y social de la subjetividad, y es allí donde se ubica esta crítica de la vida cotidiana, la misma tendrá, en algún momento, que dar cuenta de la problemática del poder.
El poder es algo enigmático, a la vez visible e invisible, que se presenta y se oculta, pero... ¿quién lo posee?, ¿quién lo ejerce?, ¿dónde?, ¿cómo?, ¿cuáles son sus redes, sus formas? El poder se ejerce con el control, la prohibición, las vigilancias, las jerarquías. Pero ¿sólo así? Si el poder fuera sólo represivo no se lo obedecería. El poder no sólo dice "no", sino que también produce. El poder, dice Foucault, no sólo prohíbe, también produce. Produce formas de placer, de saber, produce discursos. "Es una red productiva que atraviesa lo social", no funciona sino en cadena. "No está localizado aquí o allá, no está en las manos de algunos, no es un atributo como una riqueza o un bien". "En sus redes circulan los sujetos".
En nuestra crítica de la vida cotidiana nos interesará elucidar cuáles son las maneras instituidas en el manejo de los poderes, cuáles son sus estrategias y sus mecanismos. Nos preocuparán los pequeños ejercicios de poder; los micropoderes que se ejercen a nivel cotidiano.
Tal como lo propone Foucault, en vez de hacer una lectura exclusivamente descendente, poder realizar una lectura ascendente, analizando lo micro y no sólo lo macro, lo periférico además de lo central; tomando el poder en sus extremidades, interceptándolo en sus múltiples formas, en las instituciones, en las técnicas, en nuestros saberes, en los dispositivos que montamos, allí donde se ejerce y produce efectos reales.
La propuesta sería una crítica de la vida cotidiana que analice las múltiples formas de dominación que pueden ejercerse cotidianamente, los múltiples sometimientos, las múltiples sujeciones. Desde este modelo podríamos analizar las relaciones de producción y los vínculos establecidos en el seno de una comunidad... por ende también podemos analizar algo de nuestra cotidianeidad, ¿es que nuestra cotidianeidad no está sujeta acaso a las mismas leyes de naturalización de lo obvio y de circulación por las redes del poder? Es pensar que lo que merece una problematización no es sólo lo del otro, en tanto lo mío queda preservado, intocable, incuestionable, reasegurado tras las murallas que lo protegen con el título de "lo científico".
Dice Pichon que lo cotidiano es lo uniforme, lo homogéneo, lo natural, lo que justamente no resiste crítica. El saber cotidiano es una ilusión de conocimiento que nos sustrae de la problematización de los hechos. El saber cotidiano naturaliza lo que es social, atemporaliza lo que es histórico y universaliza lo particular.
Difícil camino, pero única elección ética posible, es la interpelación a la familiaridad acrítica de nuestros propios dispositivos y referentes teóricos, ya que también ellos corren el riesgo de convertirse en lo conocido, lo obvio, lo inmodificable, inscripto en el orden de lo natural y lo eterno.
Dice Foucault en Microfísica del Poder: "Genealogizar sería recuperar los discursos marginales y cotidianos y poder dar cuenta de los efectos del saber centralizado. La genealogía debe dirigir la lucha contra los efectos de poder de un discurso considerado científico". "Recuperar discursos menores, locales, hacerlos capaces de lucha contra la coacción de un discurso unitario formal y científico, éste es el proyecto de esta genealogía en desorden, fragmentaria".
El saber cotidiano generaliza, homogeneiza, pero es a través de saberes marginales, del enfermo de saberes sometidos que se reconstruyen las luchas, que se recuerda, que se construye la memoria de un pueblo; saberes cotidianos, no científicos, sometidos, que cuestionan los saberes instituidos, centralizados y hegemónicos.
Y si bien en su letra escrita Pichon a veces aparece marcado por los clamores de su tiempo, puntualizando los modos en que el saber cotidiano oculta, dejando casi intacto ese otro universo que es el de las implicaciones, los atravesamientos y las cegueras del operador, es en el devenir de sus prácticas donde recupera los discursos marginales y les permite que tomen la palabra como discursos instituyentes.
"La psicología social es una de las formas que asume la crítica de la vida cotidiana". E. Pichon-Rivière

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