jueves, 28 de enero de 2016

EL CAMPO LABORAL Y EL INSTITUCIONAL

EL CAMPO LABORAL Y EL INSTITUCIONAL
Una práctica es un trabajo que se lleva a cabo en forma individual o formando parte de una organización. Definimos a la misma como "una actividad sistemática productora de valores reconocidos social mente". Valores que en algunos casos son predominantemente económicos pero en otros eminentemente sociales, artísticos, políticos, etc. Para planteamos al Trabajo como una institución de la cultura convendría recordar las dos acepciones más frecuentes del término institución: a) Un establecimiento con una función específica que cuenta con espacios pensados para que un conjunto de personas, ubicadas en distintos niveles jerárquicos, implementen medios para desarrollar dicha función de acuerdo a normas establecidas. El trabajo es identificado con organizaciones productivas, como la fábrica o la empresa; la educación aparece materializada en la escuela o la universidad; y la salud en los establecimientos asistenciales. b) La institución en sentido amplio alude a regularidades establecidas por la ley o la costumbre y que pautan la actividad de los individuos y los grupos. En esta línea vemos que nos insertamos en la cultura atravesados y atravesando por instituciones que delimitan lo permitido de lo prohibido, de manera que por un lado nos exigen restricciones pulsionales, y por otro nos posibilitan la sublimación. Este doble carácter de las instituciones implica que nuestro paso por ellas está marcado, al mismo tiempo, por el placer y el displacer, por la satisfacción y el sufrimiento. Pensar al Trabajo como institución nos lleva a reconocer:
El Trabajo como institución estructurante del psiquismo y de la identidad. Su condición de instancia estructurante del psiquismo y de la identidad. El YO se construye a través de sucesivas identificaciones con figuras parentales, luego con maestros o modelos propuestos por la cultura, a los que queremos originariamente imitar en su ser y más tarde equiparar en lo que poseen: saber, dinero, prestigio, en síntesis aquello que determina su poder. La adolescencia es la etapa vital en la que debemos canalizar nuestros deseos eróticos a través de la elección de un objeto de amor (sexual), y nuestros deseos ambiciosos a través de la elección vocacional. En este último sentido la elección estará marcada por las fantasías pre y postedípicas, constitutivas de la novela familiar de cada sujeto, novela que admite dos desenlaces posibles: el del héroe y el de la heroína respectivamente.
Mito de la historia de la Institución Trabajo La existencia de un mito fundacional y de una historia en cuyo desarrollo podemos rastrear los efectos de ese mito. En la Biblia el trabajo aparece ligado a la pérdida del paraíso. La condena divina fue ganarás el pan con el sudor de su frente y parirás con dolor. En ambos casos el castigo está asociado a una labor, labor de la tierra y labor del parto. Encontramos las dimensiones del trabajo: esfuerzo y sufrimiento, y la dimensión de creación y satisfacción. Etimológicamente la palabra trabajo deriva del término tripalium con el que se designaba en fa antigüedad a un instrumento de tortura, como nuestros días en el término yugo estar atado al yugo, "yugar". El mito de Sísifo, por ej. ilustra las repeticiones de las prácticas estereotipadas. El mito cuenta cómo Sísifo fue condenado por haber acusado a Zeus de raptar a una mujer, a empujar incesantemente una gran piedra hasta la cumbre de una montaña, trabajo perpetuo ya que la piedra volvía a deslizarse por la pendiente. El castigo edípico se encuentra en la base de muchas prácticas sintomáticas: la elección vocacional, figuras identificatorias, historia laboral previa, formación profesional, mandatos familiares, y de aquello que está instituido colectivamente alrededor de una cierta práctica. La comprensión de esas problemáticas resultará de analizar las relaciones del trabajador con su tarea, con sus compañeros, con la institución en la que se desempeña, y con el entorno social más amplio. Dos autores franceses han desarrollado en los últimos veinte años el tema del sufrimiento vinculado al trabajo y a las instituciones: Christophe Dejours, creador de la Escuela de Sicopatología del Trabajo, investiga el sufrimiento ligado a la organización del trabajo; el sicoanalista Rene Kaes conceptualiza el sufrimiento institucional.
La organización del trabajo, aclara Dejours, comprende tres aspectos: la división del trabajo que determina el contenido mismo. La prescripción de las formas de operar (gestos, posturas, ritmos) la delimitación de las relaciones entre los trabajadores a partir de las jerarquías, tipos de dirección, formas de comunicación, etc.
Los analistas del trabajo distinguen la organización prescripta del trabajo de la organización real. La primera es la organización oficial, fundada en los criterios técnicos que responden todavía a modelos del trabajo propuesto por Taylor y Ford. Desde ese modelo se despoja al trabajador de su "saber de oficio", es decir de la posibilidad de planificar y realizar la tarea de acuerdo a sus aptitudes, desconociendo el hecho de que es el propio trabajador la persona mejor calificada para determinar la forma de ejecución de la tarea. La organización real es la llevada a cabo afectivamente por el colectivo de trabajo de acuerdo a consignas consensuadas por los trabajadores en un intento de conciliar las exigencias de la producción con su propia seguridad física y psíquica. Cuanto más rígida es la organización prescripta, mayor es la necesidad del colectivo de trabajo de instrumentar mecanismos defensivos para soportarla. Estamos entonces en presencia de lo que Dejotrs denomina ideologías defensivas del oficio, destinadas a evitar el sufrimiento producido por la ansiedad frente a un peligro real vinculado con la tarea, Cuando estas defensas colectivas se rigidizan constituyen un sistema estereotipado de valores y prohibiciones no explicitados pero que comprometen a todo el colectivo de trabajo, aquel trabajador que no las respete quedará automáticamente fuera del grupo.
Rene Kaes por su parte señala tres aspectos del sufrimiento institucional: 1) Alude al desarrollado por Freud en "El Malestar en la Cultura". Es aquel sufrimiento proveniente de las restricciones pulsionales impuestas por las normas de la cultura. En este sentido es necesario insistir en la idea de que si bien el trabajo tiene una dimensión penosa, marcada, como vimos, por las referencias bíblicas, también posee una dimensión gozosa, no menos importante ya que es la relacionada con el acto creativo. La cultura en tanto institución universal, al mismo tiempo que prohíbe, posibilita. Kaes señala que el sujeto se estructura apoyándose en las instituciones de la cultura y, simultáneamente las va estructurando 2) El nivel particular del sufrimiento institucional está referido a las organizaciones específicas. Esa especificidad no sólo está dada por las diferentes funciones sociales que deben cumplir: enseñar, curar, producir, sino que, aún dentro de la misma tarea, cada organización posee una cultura particular y conflictos que le son propios 3) En tercer lugar se refiere a un sufrimiento singular relacionado con la historia personal de cada sujeto que determinará la mayor o menor tolerancia del individuo frente a los conflictos que se le pueden presentar, por ej. en su vida laboral. Es así como las exigencias de un trabajo o situaciones críticas como la desocupación o el momento de la jubilación, tendrán efectos más o menos desestructurantes en los distintos individuos,


Conflictos en las organizaciones

Conflictos en las organizaciones
Cuando los sujetos se problematizan, las relaciones vinculares se dilematizan, se despliegan opiniones en formas hegemónicas, se sostienen posiciones de forma irreductible, se culpan, excluyen, no buscan entender qué los diferencia, no miran el problema, se miran entre ellos, o cuando lo que los separa es insalvable, estamos en condiciones de afirmar que estamos ante un conflicto. Desde una perspectiva individual, el conflicto "... es la expresión que designa la contradicción del nivel de integración psicológica, y lejos de ser una eventualidad en la vida de los sujetos, los grupos o de las instituciones, es una presencia constante, motor omnipresente de dicho acontecer". Enunciación de conductas contradictorias, en que el prejuicio es un elemento determinante. El conflicto entre grupo y subgrupos existe siempre, como expresión de las contradicciones que están en juego en las organizaciones. Siempre hay grupos tendientes a entrar en conflictos con otros por rivalidad, competencia, celos, envidias, prejuicios, diferentes racionalidades en juego, necesidad de adquirir o acrecentar poder, diferencias metodológicas o de intereses. Pichón decía que... "El conflicto tiene mala imagen; generalmente se lo considera como enfermedad, como lo mal visto, lo inoportuno. El conflicto crea una situación que, si el agente de cambio logra convertir en dialéctica, en la que la resolución de las contradicciones lleva a una síntesis progresiva y a una situación de ansiedad constante, puede ser absolutamente positiva ".Hay autores que lo consideran una anormalidad; resultado de defectos humanos; para otros, falta de control o ausencia de planificación; para los teóricos. de las relaciones humanas, problemas interpersonales. Quienes conducen las organizaciones intentan imponer el mito de "llevarse bien", de que "las relaciones deben ser armónicas"; buscan inhibir las contradicciones existentes en la estructura expresadas por conductas que se tensionan o conrontan, priorizando el aparente "único, objetivo" de la organización. Muchos sujetos también sostienen el deseo de "llevarse bien" generalmente por otras causas, referidas a su dificultad de sostener tensiones, por el alto nivel de sufrimiento que les produce el maltrato, la sensación de pérdida de pertenencia, el temor a llegar a situaciones que sean irreparables, etc. Quienes en su práctica diaria ponen los objetivos y resultados por delante de todo, desplazan, niegan u ocultan el costo material, vincular, psicológico, emocional y corporal que significa para las personas trabajar juntas. "El conflicto, en el que aparecen algunos rasgos positivos, como la integración, reordenación y subordinación de los grupos en tensión, ha sido descritas e interpretado según dos tipos de teorías. Unas sustentan la creencia común de que el conflicto es un estado patológico y tratan de investigar sus causas y establecer un tratamiento adecuado para esta enfermedad social. Otras, en cambio, lo aceptan como un hecho natural, dirigiendo su preocupación hacia los comportamientos específicos que ocasiona. Esta perspectiva, lleva a que el operador dé cuenta de dos formas de abordajes en los que sin duda influirá la propia posición del operador con relación a los valores y el impacto emocional que le ocasionan situaciones de tensión o "desorden”. Cuando se pide que definan qué es un conflicto a quienes integran las organizaciones con las que trabajarnos (empresas de producción y servicios, salud, educación, políticas y gremiales), podemos decir que la conclusión expresa que un conflicto es una situación en que las partes están en desacuerdo, tienen posiciones enfrentadas respecto de la forma de hacer las cosas, o de distribuir recursos, roles y funciones (materiales y simbólicas). A partir de ahí cada parte prioriza sus percepciones, emociones y grupos de pertenencia, defendiendo sus intereses reales como causa explícita en la que están en juego otras cosas. El conflicto es uno de los elementos significativos de los obstáculos con que los sujetos se enfrentan diariamente al querer dar cuenta de su actividad diaria. En la práctica, se pueden categorizar como: vinculares: predisposición negativa a trabajar o compartir proyectos con determinadas personas; intereses: valores, autonomía, reconocimientos simbólicos o materiales, discreción, supervivencia, suplementación, roles, funciones o necesidades que se contraponen; liderazgos por ausencia o cuestionamiento, hostigamiento, ejercicio de violencia psicológica o intimidación en vínculos simétricos o asimétricos, planificación, ausencia o insuficiencia de planificación, o diversidad de objetivos y planes, racionalidades, diferencias sobre visiones, prioridades o metodologías, preferencias o superposición de objetivos: puja de grupos o liderazgos. Esta categorización evita que el tratamiento del conflicto se aborde sólo como un problema básicamente individual, vincular o grupal. La falta del registro de otras causas influye en las formas, de intervención. Cuando el agente de cambio piensa que el conflicto es sólo vincular, sostiene una mirada ingenua que le impide acompañar el proceso de cambio, por pobreza diagnóstica, al negar elementos significativos de la interacción real. Se pueden caracterizar como de signo positivo o negativo simultáneamente. Pueden obstaculizar una situación vincular o grupal e impedir continuar con el mismo ritmo o intensidad del trabajo, expresándose en términos violentos fuga, buscando culpables, produciendo aislamiento, con la consiguiente pérdida de energía. La violencia a la que nos referimos podemos caracterizarla como verbal, física o psicológica, emergente de los miedos de destrucción proyectados en los adversarios y del temor a la pérdida o a las modificaciones sustanciales en las referencias de y entre sujetos. Estas manifestaciones no son lineales; por el contrario, en muchos casos se usa como "engaño" con el propósito de atemorizar a otros actores. Por otra parte, su despliegue influye para que los actores reafirmen su identidad, valores, supuestos, ideas dominantes; indicadores de las racionalidades que ponen en juego al sentirse amenazados o al sostener la contingencia a través de posiciones que estimulan los mecanismos de exclusión, control o sanción, como forma de desplegar contradicciones no problematizadas hasta ese momento. En otros aparecen "inexplicablemente" como expresión de situaciones anteriores calladas, tapadas, que no necesariamente tienen que ver con la situación específica que está en juego. El conflicto que no se resuelve, queda latente hasta que la aparición de nuevos actores cambio de roles o situaciones que dan cuenta del mismo tema se usan como excusa, buscando que se retome lo no resuelto para intentar influir o prevalecer, con el propósito de desplegarlo para resolverlo en beneficio del grado de aspiración de los actores que lo ponen en juego. En las organizaciones, como en el resto de la sociedad, no todos los conflictos son tornados en cuenta, se los toma cuando "algo" de los resultados de esa estructura puede verse afectado la situación vincular es insostenible o no tolerada. Corrientes provenientes de la administración o el management proponen la administración racional de los conflictos. Podríamos tomar esto como una propuesta complementaria, pero en la práctica ineficaz, al acallar las causas verdaderas y particulares de cada subgrupo o sector, tratando de alinear ideas y personas en la búsqueda de un consenso inexistente. Dichas corrientes, por la ideología que sostienen, frecuentemente omiten la policausalidad de los conflictos. Su fin es contribuir a imponer una lectura ingenua al servicio de negar que en las organizaciones están en juego diferentes posiciones que expresan intereses, culturas y clases. Desde nuestra perspectiva sólo sé facilita la resolución cuando las partes pueden trabajar las tensiones y sentimientos que, por el grado de importancia, impiden la alternativa de "hacer cosas" juntos, para lo cual es imprescindible que el operador despliegue las contradicciones que están en juego. Decía Pichón Riviére: "...si el planteo tiene características dilemáticas (es decir, no es solucionable) por ser estereotipado, rígido o reiterativo, es necesario que el agente de cambio -como agente dialéctico- genere las condiciones para que se pueda resolver ese momento de la contradicción”. Quienes se han formado en el campo de la psicología social seguramente han trabajado las contradicciones inherentes a la situación de laboratorio social de la técnica de grupos operativos: sujeto-grupo, necesidad-satisfacción, resistencia al cambio-proyecto, lo viejo-lo nuevo, lo manifiesto-lo latente. En el caso de los grupos que forman una organización hay otras que son críticas para comprender lo que sucede en esas estructuras. Por una parte dos contra-dicciones: una que da cuenta de la búsqueda de libertad por parte de los sujetos: autonomía-dependencia y otra de disciplinamiento por parte de toda estructura organizacional productiva, de servicios, representación social, sindical, ONG, sin importar el signo ideológico, orden-desorden. Otras son: competencia-cooperación, instituido-instituyente, sujeto producido-sujeto productor, inclusión-exclusión, normas-anomia, adentro-afuera, que nos permitirán comprender las formas de producción que se dan en esa organización. Dar cuenta de estas contradicciones permitirá al agente de cambio decidir técnicas, señalamientos u otras formas de acción con el propósito de abordarlas para desplegarlas y articularlas con que los sujetos, piensan, hacen y sienten en relación con ese hecho, suceso o situación, como paso previo a la resolución. Un desacierto que no permitiría generar las condiciones de resolución, es abordar el conflicto desde una perspectiva individual, sin tomar en cuenta el carácter vincular, grupal, ideológico, cultural, organizaciónal y dialéctico que está en juego. Nos referimos a realizar lecturas, interpretaciones o evaluaciones de las conductas de algunos sujetos en particular, ignorando que las mismas son el resultado de la dinámica de la estructura en la que están inscriptos. En el análisis de un conflicto no se trata de ver quién tiene razón; no es un problema de razón, sino de ajuste entre dos o más sujetos, expresión dé las contradicciones que están en juego. Los conflictos no pueden desaparecer, porque son generadores de aprendizaje y esto es parte de la vida de los sujetos y grupos en las organizaciones.
Causas de conflictos en las relaciones del trabajo En el caso de las organizaciones de trabajo a las causas de conflicto arriba enunciadas hay que añadir (y darles un sentido diagnóstico) las que expresan los sujetos que trabajan en ellas. A continuación enumeramos las qué con más frecuencia surgen en las intervenciones, diferentes formas de trabajar, no aceptar opiniones diferentes, no tener experiencia; mala comunicación" personalidad competitiva, autoritarismo, integrantes nuevos, ausencia de participación, no ponerse de acuerdo, pedir mal las cosas, no aceptar la opinión de nadie, diferencia de intereses, problemas personales, falta de voluntad, individualismo, no compartir ideas, no tener claro el objetivo, egoísmo. El operador tendrá que dar cuenta de qué se quiere decir en cada caso, como forma de darle sentido particular a estos comentarios o afirmaciones, ya que por lo general expresan la génesis, inequidades, valores, competencias. Quedarse con el sentido que el operador le dé a cada afirmación significa perder la particularidad de la historia y los procesos que llevan a esos enunciados. En nuestras intervenciones damos cuenta de un entramado sostenido por los diversos sujetos que son actores, por acción u omisión, de la estructura y cultura que producen, sostienen y desarrollan. Conocer la historia vincular de los sujetos que los expresan o portavocean es un factor decisivo para la posterior resolución de los conflictos. El qué dirán, la presencia interna del grupo al que pertenecen es un determinante que funciona como control de lo que se "debería hacer", ya que esa estructura se internalizó en el sujeto, influye, condiciona y lo impulsa a próximas acciones. Esto muestra la imposibilidad de tratar el conflicto en forma individual, o pensar en resolverlo "deshaciéndose" de él / o los conflictivos.
Posiciones y prejuicios que refuerzan y complejizan el conflicto Otra situación que rigidiza o estereotipa él conflicto es la fantasía relacionada con la idea de que aceptar la posición de otros es "ser vencido". Si esto es una idea de un sujeto, puede ser modificable; si ésta idea expresa la cultura del grupo o sector al que pertenece, no basta con convencer o "cambiar" a un sujeto, sino que es imprescindible un aprendizaje grupal u organizacional sobre la relación imaginaria y concreta de la tensión sometedor-sometido o vencedores-vencidos. Podemos sostener a priori, más allá de la particularidad de cada organización, que hay elementos comunes que intervienen en situaciones de conflictos: Historia personal y laboral, habilidades, capacidades y conocimientos. Necesidades, expectativas, percepciones, valores y creencias. Situación económica, origen o adhesión de clase social, estado civil. Creencias, género, racionalidades, ideología y prejuicios. Relación con sus pares y superiores, retención de información. Incompatibilidades de personalidades, clima grupal, reconocimientos, competencia, rivalidad, envidia e intereses y rol que ocupa el sujeto en el momento en que estos elementos se despliegan y se ponen en juego comienza, de forma confrontatoria o excluyente, un proceso de coaliciones o alianzas por preferencias o sentimientos de ataque, en el que surgen identificaciones como forma de defensa u hostilidad hacia lo diferente. En esos procesos de conformación de subgrupos se dejan de lado momentáneamente otras diferencias o acuerdos, que pasan a ser fondo, y se forman coaliciones inimaginables hasta ahí.
Incidencia del rol en situaciones de conflicto Entre los elementos comunes arriba desarrollados que intervienen en situaciones de conflicto, la categoría "rol que ocupa el sujeto" es de importancia estratégica para la comprensión de las posiciones y conductas que asumen los sujetos ante un suceso determinado, ya que el rol y la función de cada uno están directamente relacionados con los resultados, las expectativas, -lo que están dispuestos a aceptar y lo que otros sujetos esperan de él o suponen, condicionados por el lugar que ocupan. Es usual en las organizaciones escuchar que una persona cambió a partir de una nueva función o rol que ha asumido. Más allá de las conductas o características personales que surgen como figura, objetivamente también hay un resultado de sus nuevas necesidades, responsabilidades y pertenencia a un nuevo grupo que entre en tensión con sus anteriores intereses y responsabilidades. Otra es la perspectiva referida al cambio actitudinal que surge de conductas hegemónicas, autoritarias o disciplinadoras. El agente de cambio deberá indagar si las mismas no son reacción a la resistencia de otros a esa nueva posición, o porque ese sujeto, por imposibilidad de apropiarse de ese nuevo rol o de no entender que lo logrará a partir de un proceso de aprendizaje y resignificación de su experiencia, busque disciplinar, confrontar o denigrar como una forma de apropiarse del rol, función y resultado, negando que también es un proceso dé adjudicación por parte de sus colaboradores.Sin duda, en una organización de producción o servicios muchos sujetos que trabajan en ellas deben sostener una tensión crítica entre la necesidad de pertenecer y los desacuerdos con "lo que se hace". Sucede que en otros casos, en otras organizaciones con objetivos "diferentes", con un sentido más solidario y en algunos casos crítico a las formas imperantes de producción, el desacuerdo con los cambios de direccionalidad que se producen, o el desacuerdo con las formas de reconocimiento generan también conflictos con un costo emocional mayor al sentir que los que ejercen el poder priorizan "el proyecto" o "la causa" a las personas que lo encarnan. Kurt Lewin ha hecho un estudio de tres tipos de conflictos dentro de los grupos, y en especial dentro del sujeto, que consideramos estratégico para for¬mularse en un proceso de cam-bio:• Atracción-atracción: forma ambivalente que consiste en coincidencias sobre el mismo objeto (persona, opción o acción), que son incompatibles en el momento de la elección. • Rechazo-rechazo: obligación por parte del sujeto o el grupo de elegir entre dos situaciones desagradables, peligrosas, indignas. • Atracción-rechazo: situación en la que el sujeto se enfrenta con alternativas ambivalentes, contradictorias: amor/odio, adhesión/rechazo, en general acompañadas por depresión-culpa generada por la tensión, inseguridad y ansiedad.

La frustración, que es la expresión de toda situación en que el sujeto no obtiene la satisfacción necesaria a la cual aspiraba, en muchos casos tiene consecuencias conflictivas, dependiendo del grado de tolerancia. El conflicto tiene una función prospectiva que no es negativa. El despliegue: del mismo permitirá su comprensión y los elementos significativos que están presentes. Si hay disputa, lucha, porque esa es la forma de llamarla, ésta no es negativa: permitirá una comprensión de los factores que obstaculizan o facilitan la posterior resolución. Si está bien manejada a partir del sostenimiento de tensiones por los involucrados o por un operador externo, al superarla, la toma de conciencia crítica (darse cuenta de los elementos que están en juego para sostener ese mecanismo) genera energía positiva por su sola condición de elemento dinámico.

Dos estares del coordinador

Dos estares del coordinador
Eduardo Pavlovsky y Hernán Kesselman
Estar molecular
En el coordinador, el eje de su actividad no está centrado en la comprensión, sino en la percepción de líneas que se van trazando y van surgiendo a partir del diálogo y de los diferentes códigos corporales de los participantes. Las palabras son trazos, como bocetos, como dibujos que se estuvieran plasmando, proceso cartográfico. La concepción de boceto, dibujo que se construye sin conocer su forma final.
El cuerpo del coordinador debiera dejarse atravesar sin resistencia por estas líneas de ensayos, bocetos que van surgiendo sin verdadera significación, sin verdaderos sentidos. Son las redes que luego construirán la malla intersticial de sentidos. Las primeras líneas de esas redes no tienen sentido. Son sólo eso, redes, líneas bocetadas, inútil intentar apresar el sentido del proceso de construcción de bocetos. Es el "no sentido" de Winnicott.
De alguna de estas líneas, en el entrecruzamiento nodal de varias de ellas, surgirá una posible escena, pero la escena debiera surgir por presencia, debiera devenir escena a través del relato o del ritmo corporal, debe, sólo devenir línea cartográfica, entrecruzamientos fugaces de las líneas que brotan del coordinador y de los coordinados.
Pero para permitir la fluidez de la gestación en boceto se debe aceptar ser atravesado sin resistir, devenir cuerpo sin órganos. cero intensidad del coordinador, máximo registro de conexiones.
¿Cómo dejarse bocetar en el "sin sentido" de las líneas que atraviesan el cuerpo del coordinador?
Llegar entonces a poder establecer este tipo de contactos abiertos a la percepción de líneas y bocetos, es función del estar molecular del coordinador.
Una escena sería no sólo vista como representación de al go, sino como una línea más a desanudar, de un territorio a otro territorio, la escena es la línea de fuga que permitiría pasar de un territorio a otro, o aquella línea que nos llevaría a otra escenografía, a otras intensidades.
Se está entonces, en el registro de la micropercepción. Escenas como líneas blandas que producen "desterritorializaciones" y nuevas "territorializaciones". Cambios escenográficos, bocetos que se borran para crear otros, integrantes que ven y sienten otras escenografías, otros territorios. No hay lugar para segmentariedad dura porque el estar molecular implica un coordinador "cuerpo sin órganos", que permite ser atravesado por líneas bocetos y escenas que sólo surgen si su cuerpo soporta la difícil situación del cero de intensidad.
Máxima situación de espacio lúdico. Es el máximo momento de experiencia, porque si el coordinador ofrece resistencia, se rompe el boceto que sólo puede gestarse sin interrumpir, cuestionando o presionando significaciones.
La creatividad exige la tolerancia del sinsentido y el coordinador acepta el desafío de apelar a jugar a ser creador para permitir entonces el máximo registro de conexiones grupales posibles y de escenas que sólo sean líneas arepresentativas.
La técnica en el estar molecular se convierte en un boceto más.
Pero ¿cómo sacar el cuerpo de la rostricidad imperante, sin dejar el lugar del coordinador y permanecer con el menor rostro posible, anónimo, desaparecido sin desaparecer?
Cero de intensidad, máxima ambigüedad. A mayor experiencia del coordinador, mayor posibilidad de desaparición anónima. A menor experiencia, mayor rostridad, menor posibilidad de desaparición. A mayor conocimiento técnico mejor posibilidad de la desaparición de las técnicas, que no se perciben que no están presentes en el mínimo de rostridad o máxima experiencia del coordinador.
Como Nicolino Loche, que bajaba sus brazos porque en su máxima experiencia boxística, sus brazos eran imaginados sin necesidad de ubicarlos en su guardia. Imaginaba la guardia. Sus brazos ya habían sido guardia.
Estar molar
Es obvio sugerir que ambas, molar y molecular, se entrecruzan permanentemente en el quehacer el coordinador, pero es necesidad del coordinador saber instalarse en ambos "estares".
Decíamos que en la molecular lo importante son las líneas a trazar, los bocetos, y que las escenas son también líneas que permiten entrar o salir de diferentes territorios escenográficos y que el lugar del coordinador es el del acuerpo sin órganos" Deleuziano, cero intensidad o desaparición anónima, con mínima rostridad.
En cambio, en el nuevo proceso del estar molar, la escenografía del coordinador aparece más recortada en el aquí y ahora a través del cuerpo de los actores, del drama procesado a través de los integrantes del grupo. El coordinador aparece más limitado entonces por el escenario socio dramático. Está más pendiente de los cortes desde donde pueda intervenir y las líneas que en un primer momento podían bocetarse sin orientación de sentido alguna, ahora intentan ordenarse, según líneas de sentido posible.
El coordinador se vislumbra con mayor rostridad y sus cortes de intervención sugieren líneas de ordenación, pero lo que es evidente es que el coordinador intenta pesquizar en términos de líneas argumentales representativas.
Tal vez no hay una historia, sino historias a ser historizadas,
historias y argumentos construidos por los autores del drama y lecturas de diferentes singularidades de los actores de la dramática argumental del grupo. Fisic du rol. Cortes del coordinador estableciendo órdenes posibles. La escena dramática no ya como línea que introduce nuevos territorios sino cargada de "representatividad".
La escena del protagonista se vuelve a presentar, se representa.
El coordinador acompaña la dramatización en sus diferentes procesos. Aparece la visibilidad de las técnicas y los estil os del coordinador. Su rostridad se vuelve más imperativa. Surgen los estilos "morenianos", "psicoanalíticos", "lacanianos", se "ve" cómo se coordina. Silueta y estilo adquieren densidad. Se ordenan campos de caos.
Las transferencias a los coordinadores y las identificaciones entre los integrantes del grupo son argumentales y representativas.
La Multiplicación Dramática se presenta como proceso de líneas argumentales en el estar molar y a veces sólo como líneas de fuga y cambios de ritmos en el estar molecular.
Decimos entonces, que la multiplicación dramática puede argumentar algo representativamente o sólo expresar ritmos maquínicos de diferentes intensidades, según los diferentes estares, molar o molecular de la coordinación.
A mayor rostridad, mayor gestación de líneas argumental es. A desaparición anónima, sólo máquinas y líneas bocetadas arepresentativas.
En el estar molar hay hipótesis y conceptos que el coordinador procesa en sus intervenciones y demostración es. Hay devenires teóricos, el aquí y ahora se vuelve perceptible, se teatraliza la dinámica donde antes sólo había líneas y bocetos con coordinación anónima, ahora hay cuerpos que patetizan dramáticas representativas con un coordinador visible en su singularidad. Alarde de criterios representativos y técnicos.

Estos son los dos estares diferentes que el coordinador debiera conocer como devenires del proceso grupal.

EL DISPOSITIVO GRUPAL COMO INSTRUMENTO DE INTERVENCIÓN E INVESTIGACIÓN EN EL CAMPO DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL

EL DISPOSITIVO GRUPAL COMO INSTRUMENTO DE INTERVENCIÓN E INVESTIGACIÓN EN EL CAMPO DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL / ROLANDO MONTAÑO FRAIRE.
The month of the grape harvest, 1959. René Magritte.
Resumen.
A partir de la ubicación con respecto a la importancia de los grupos en los procesos de constitución de los sujetos sociales, se discuten las características de la psicología social desde la que se habla. Se define el concepto de dispositivo y el de dispositivo grupal, para luego tratar el asunto de su implementación, desembocando en sendos tratamientos sobre el asunto del dispositivo grupal como instrumento para la intervención y para la investigación. En cada caso se consideran las ventajas y particularidades del uso de dispositivos grupales, desde la perspectiva de la psicología social propuesta.
Introducción.
Las personas convivimos en grupos, comúnmente trabajamos en grupos, nos organizamos en grupos, nos constituimos como sujetos sociales mediante nuestra participación en un grupo, el familiar, y más tarde en otros.
La familia, ese grupo originario, se puede considerar positivo, constructivo para el crecimiento y desarrollo permanente de sus integrantes, un lugar de resguardo, de apoyo moral y emocional, cuando hay buena comunicación, tolerancia, reglas claras y responsabilidades bien definidas. Es verdad que la familia es mucho más que eso: lugar de conflicto, rivalidades y luchas que también son constitutivas de los sujetos. Consideradas como un grupo, las familias dinámicas son fuente de bienestar y felicidad para sus integrantes. Las dificultades personales y comunes se dirimen mediante conversaciones frecuentes y discusiones abiertas en las que todos participan. Sea en la sobremesa, al final de la comida o en otros momentos, cada integrante del grupo familiar tiene la oportunidad de hablar y ser atentamente escuchado. Fluye no sólo la interacción a nivel consciente, sino toda la gama de procesos complejos de la relación humana en todos los niveles, luchas y sufrimiento incluidos. Los fuertes vínculos existentes, el respeto y la confianza mutua, el cuidado de los integrantes y de lo dicho en su interior, hacen de esas habituales y naturales reuniones y discusiones la base de un grupo que brinda bienestar, apoyo, sostén e identidad a cada uno de sus integrantes, quienes se ven no sólo apoyados, sino fuertemente confrontados, una y otra vez.
Al igual que en la familia, un círculo estable de amistades se configura como grupo por los fuertes vínculos que hacen posible que sus integrantes reciban cuestionamientos muchas veces duros, mediante los que se hace necesario hacer frente a una imagen narcisista de la propia persona, distante de la cruda realidad humana de cada uno. El integrante del grupo familiar o de amistades consolidado se encuentra consigo mismo, al ser reconocido en toda su humanidad por personas que lo han conocido en sus momentos débiles, así como en los fuertes, en sus actitudes mezquinas, así como en las nobles. Difícilmente puede uno dejar de hacerse un sujeto social y sociable, tolerante y respetuoso, fuerte y propositivo cuando es parte de grupos en los que circula, no solamente lo positivo, sino lo negativo de cada uno; en un medio que sostiene, le tiene confianza y anima a cada uno para avanzar, crecer y lograr metas y bienestar.

El concepto grupo, aplicado a la familia, el círculo de amigos, el equipo de trabajo, los compañeros de estudio, es una noción relativamente reciente, que nos hace posible reconocer y comprender aspectos consustanciales al ser humano. En cualquiera de éstos grupos, en los que nos constituimos como hermanos, hijos, amigos, estudiantes, compañeros de trabajo, finalmente como sujetos sociales que somos, se establecen dinámicas particulares. Esas formas de operar son propias de un conjunto de personas con fuertes lazos. Hacen posible y natural la constitución o reorientación del ser propio de cada sujeto, producto de una historia personal particular.
En un vagón del metro existe una colectividad. En uno que ha estado varado en un túnel durante muchas horas, es probable que se vaya constituyendo ya lo que aquí denominamos grupo: un conjunto de personas con una tarea común y que han desarrollado una red de vínculos significativos; un pequeño espacio social de acción conjunta, de reflexión y en el que incluso es factible que nos vayamos transformando.
En el mundo actual, los sujetos nos configuramos cada vez más como seres modelados por el mercado, antes que otra cosa, en un individualismo a ultranza, idóneo para el consumo. La lógica del mercado nos constituye para la adquisición de todo objeto concebible que sea producido para su venta masiva y, también, para el consumo de servicios, en un medio en el que toda actividad humana es profesionalizada y se transforma en el ámbito de un saber especializado y comercializable.
Esas formas de relación y organización grupal, que han sido siempre el lugar de constitución de sujetos integrados a su cultura y medio social, están no solamente en riesgo, sino en gran medida derruidos. La familia, el trabajo en equipo, los círculos de amistad sólidos y duraderos han sido violentados. "El tejido social se debilita. Las normas, valores y puntos de referencia se hacen borrosos y su función de sostén y aglutinación se pierde" (Baz, 2001:25).
Bajo este estado de cosas, el trabajo mediante esquemas de organización (dispositivos) para la acción de pequeños conjuntos de personas (grupos) es importante, especialmente como medio (instrumento) para el trabajo profesional y la investigación en Psicología Social, con vistas al restablecimiento y apoyo de medios y formas de organización más humanas.
En el presente ensayo se analizará el dispositivo grupal como instrumento de intervención e investigación en el campo de la Psicología Social, comenzando con una reflexión respecto a esa disciplina y su campo. Se abordará después el tema del dispositivo y el dispositivo grupal, para arribar a la cuestión de la puesta en práctica de dispositivos grupales, primeramente como instrumentos de intervención y luego como herramientas para la investigación.
¿De qué psicología estamos hablando?
¿Existe una psicología que no sea social? El ser humano se constituye en y por el lenguaje. Siendo el lenguaje ese lugar de la institución, difusión y perpetuación del símbolo, del sentido y medio para la constitución del vínculo entre las personas, por el que se arma la urdimbre del tejido social, ¿cómo pudiera hablarse de una psicología que no fuera social?
En la estructura psíquica del sujeto, son los vínculos con otros lo que lo constituye, lenguaje de por medio. Desde la díada con la madre (Caruso, 1979) pasando por el Complejo de Edipo, el ser humano es y se transforma en su relación con otros, con su medio familiar, social, con las instituciones que lo atraviesan. El campo de la Psicología Social es precisamente ese espacio, esos varios elementos por los que el medio social se constituye como motor del proceso interno de la psique, tanto en cuanto pensamiento consciente e inconsciente, como en cuanto estructura y esquemas para conocer, comprender y desenvolverse en el mundo natural y social. Aborda "la interdependencia entre procesos sociales y la experiencia de sujetos situados en condiciones históricas particulares" (Baz, 2001:22).
El campo de una disciplina es la esfera en la que se aplica profesionalmente un conocimiento específico. Es el ámbito de la realidad, en este caso social, que corresponde a una división específica de la investigación científica. Es el tema o área de interés y especialización académica, el terreno del ejercicio profesional, empleo o quehacer, la provincia o territorio de la actividad, pensamiento, estudio o interés.
La Psicología Social aborda el lenguaje y el sentido como medios por los que el pensamiento opera y se configura, pero también como elementos del proceso inconsciente y afectivo. Trata con la estructura y las formas de relación social que son modelo de las relaciones objetales al interior de la psique. (El inconsciente está estructurado como un grupo, nos dicen tanto Pichón-Riviére como Kaës, y como un lenguaje, nos dice Lacan.) Trata de los discursos instituidos y los procesos instituyentes de creación (poiesis, producción), que son el proceso de acción en el que el sujeto participa. Aborda aquello a lo que afectivamente nos adherimos y aquello contra lo que luchamos, a partir de los vínculos que nos constituyen; proyectos y modos de actuar, esquemas de comprensión del mundo que le dan sentido a la experiencia y a lo conocido y que nos configuran como sujetos y nos guían en la acción. Por tanto, debe abordar también la ética y la moral en las que nos encontramos inscritos desde el nacimiento, irremediablemente o bien por elección. El campo de la Psicología Social es ese proceso de relaciones, vínculos y sentido, de acción e inscripción social, que nos constituye y brinda identidad. "El asunto clave es el significado que la realidad tiene para los sujetos y la manera en que esos significados se hacen la base de conductas y acciones específicas" (Arano, 2001:27).
Como diría Pichón-Riviére, el objetivo de la acción profesional en psicología social es "operar en lo subjetivo-social de modo tal que los sujetos fuesen cada vez menos víctimas y más artífices de su propio destino" (Jasiner, 1992:13); abocarse a "la relación entre estructura social y configuración del mundo interno del sujeto" (p. 22). Abordar la relación entre los discursos imperantes del mundo en el que el sujeto participa y la constitución de su mundo interno y forma de ser; la relación entre lo instituido, la normatividad del medio y la configuración subjetiva en acción.
"Ser sujeto es ser autónomo siendo, al mismo tiempo, dependiente" (Morin, 1994:97). Para una "adaptación activa a la realidad" (Pichón-Riviére, 1975:11) el criterio de bienestar de los sujetos, la participación en un grupo, especialmente aquellos que se inclinan hacia lo terapéutico, es una forma de hacer posible ese carácter activo de la adaptación; un sentido crítico, contestatario de la adecuación a una situación por parte de un sujeto que lucha en contra de posicionamientos que se le han impuesto o en los que ha entrado, circunstancialmente, ya sea desde su nacimiento o en los momentos de su inserción en entornos familiares, de estudio, de trabajo, de círculos de amistad. Esa adecuación o adaptación activa a la realidad implica aceptar y tomar en cuenta elementos que difícilmente pueden ser transformados en forma radical, pero al mismo tiempo implica valor, coraje, fuerza moral y empuje para luchar contra aquellos elementos que se busca transformar en alguna medida, para adecuarse en protesta y alterándolos. En estos procesos, precisamente, la participación en grupos hace posible la transformación de una adaptación pasiva a la realidad en una que sea activa (mediante dispositivos tales como los que aquí se tratan, en alguna medida distintos al medio circundante).
¿Qué es un dispositivo?
Un dispositivo es un "conjunto de piezas combinadas que se utilizan para hacer o facilitar un trabajo" (Moliner, 1996). Es "un mecanismo que hace actuar diversos órganos de un aparato destinado a producir un efecto automático determinado" (Quillet, 1973:322). Tiene que ver con disponer las cosas, es decir, poner en un cierto orden, arreglar, ordenar, determinar. El dispositivo "es una intuición de Foucault. Incluye un armado de tácticas y estrategias; por tanto es objeto y operación en movimiento. También es evidencia, porque se ve, se dice, se construye". "Es un conjunto decididamente heterogéneo, que comprende discursos, instituciones, instalaciones arquitectónicas, decisiones reglamentarias, leyes, medidas administrativas, enunciados científicos, proposiciones filosóficas, morales, filantrópicas. Los elementos del dispositivo pertenecen tanto a lo dicho como a lo no dicho" (Grosrichard, 1978:128). El dispositivo es puesta en acción de un discurso.
En la práctica profesional, el dispositivo es un medio y un método complejo para la acción. En un proyecto de investigación, el objetivo puede muy bien ser la desconstrucción de un dispositivo, para su transformación en un discurso, explicitando así lo que en el mismo se encuentra implícito. Más comúnmente, el proceso de investigación puede implicar la implementación de un dispositivo, para hacer visible lo que se explora.
El dispositivo grupal.
Curiosamente, la palabra deriva de instruir (del latín instruere, preparar para la defensa); un instrumento es algo que nos sirve para lograr un cierto resultado; es una herramienta, un mecanismo, un dispositivo, una máquina mediante la que se lleva a cabo una acción y se logra un fin. Es un medio que facilita el trabajo (Moliner, 1996).
El dispositivo grupal es un instrumento para la intervención y también para la investigación. En nuestra caja de herramientas llevamos varios instrumentos. Entre ellos, los distintos tipos de dispositivo grupal con los que podemos trabajar. Éstos constituyen metodologías, encuadres y formas de establecer el trabajo durante la reunión de un grupo de personas. Son herramientas a la medida de cada objetivo y cada tipo de trabajo que se realiza, sea en el quehacer profesional en comunidad (intervención) o en un proceso de investigación.
En esencia, el dispositivo grupal hace posible para sus integrantes una expresión y una escucha que no son factibles sin el mismo. Es el medio por el que se establece un lugar para decir y atender lo dicho por otros. Está armado de manera tal que permite a los integrantes expresarse de formas y sobre asuntos imposible sin él. Cada tipo de dispositivo grupal se especializa en un nivel, forma y carácter de lo que los participantes pueden escuchar de otros. Es un armado heterogéneo y complejo. Al establecer la situación para una interacción específica entre los sujetos, se hace posible el establecimiento de vínculos y relaciones significativas con un carácter particular. Ofrece la posibilidad de entrar en procesos de subjetivación y definición o adecuación de identidades, de formas y con características que son propias del dispositivo de que se trate.
Un dispositivo grupal de corte psicoanalítico, con fines terapéuticos, puede incidir especial y particularmente en el ámbito afectivo, emocional de los participantes, para hacer posible una reelaboración de los conflictos y nudos al interior de cada persona, que son hasta ese momento parte de su ser, de su subjetividad. Se hace posible entonces desplazarse de la repetición, mediante una expresión y puesta en escena en el grupo de la misma. Ya que se está a la vista de todos, es posible llegar a reconocerse y reflexionar al respecto. Se hace factible retomar e idear alternativas, para hacerlas propias y lograr un cambio.
Un dispositivo grupal de corte socioanalítico puede permitir a los integrantes de una organización social, empresa o establecimiento reconocer y poner en escena la dinámica de la lucha política, los intereses en juego y las colocaciones de los sujetos, dentro de un proyecto de acción social en marcha. Se hace posible entonces la renegociación de las responsabilidades, derechos y prerrogativas de los participantes; otra distribución de los beneficios; la integración de distintos objetivos al quehacer colectivo. En éste caso, el dispositivo ofrece una situación para el reconocimiento de las dinámicas imperantes del ejercicio del poder dentro del proyecto u organización. Permite reconocer la dirección que le han dado a la acción los discursos y los sujetos. Se hace posible poner a la vista la dinámica y la lógica de la actividad y del proyecto, para una más precisa y eficaz puesta en rumbo y la puesta en marcha de los procesos diplomáticos de negociación, necesarios para una más justa asignación de los beneficios y una más completa integración de otros proyectos en la acción conjunta.
Dependiendo de las circunstancias, los objetivos y la constitución del grupo, se hace apropiada la aplicación de distintos tipos de dispositivo grupal. Al mismo tiempo, cada dispositivo grupal toma un carácter particular, por las necesidades y objetivos de sus integrantes y las tareas a la que se abocan. Cada dispositivo grupal se hace instrumental para el logro de los fines propios y característicos de los integrantes y de la situación específica de que se trate.
El dispositivo grupal es una reunión de personas bajo criterios específicos de organización (en cuanto al tiempo, el espacio, lo que se habla, las reglas aplicables o no, los fines y tarea, etcétera). Integra criterios de operación, para abordar una tarea de manera particular. Es un encuadre mediante el cual se establece una situación para la escucha y la expresión, con relativa libertad e independencia de las restricciones que impone el cuidado permanente de la estrategia para la acción política y la protección de la colocación de la propia persona, común en situaciones sociales. Frecuentemente, pero no en todos los casos, es un lugar en el que se puede bajar la guardia, expresarse y decir más de lo que en un momento dado pudiera ser conveniente expresar en otro ámbito.
El objetivo del dispositivo grupal es el establecimiento de una situación para la comprensión mutua en sentido amplio y, con ella, la construcción recíproca de los sujetos. Cada dispositivo integra formas de interacción e incluso roles; una normatividad explícita o implícita de lo decible y de lo que es propio hablar; una regulación de las formas de interacción que, en alguna medida, son distintas y en algún sentido más flexibles o abiertas que en el entorno social circundante. Gracias a ello, se hace posible el trabajo con respecto a un asunto o la elaboración subjetiva, dependiendo del dispositivo, situación, constitución del grupo y tarea. El entorno y trabajo que se realiza hacen posible, en alguna medida, vislumbrar y reconocer la constitución subjetiva propia.
Sin importar el dispositivo de que se trate, el grupo se encontrará atravesado por instituciones y discursos diversos y sujeto a ellas. La dimensión institucional del grupo, en algunos encuadres, es posible de hacerse mayormente visible y quedar integrada al trabajo que los participantes realizan. En la medida en que esto se hace posible, el grupo se hace un medio para el desenmascaramiento del autoritarismo. Similarmente, el trabajo cooperativo de los participantes puede también ser un medio para la promoción de la democratización, al interior de los sujetos y en su actividad social.
El grupo, como lugar privilegiado para el desenvolvimiento de la subjetividad colectiva, es un ámbito en el que se "cuestiona la lógica que reduce lo subjetivo a lo individual y lo colectivo a lo social" (Baz, 2001:21).
Implementación del dispositivo grupal.
El poder es situación estratégica; es anulador de derechos. "El juego del secreto en el poder está en la posibilidad de anticiparse a los otros" (Rautenberg, 2001:10). En el equipo coordinador de un grupo, el manejo de la información e intercambios que se reservan, aparte de los integrantes del grupo, puede ser una forma estratégica de establecer el trabajo grupal. Puede ser una manera de ofrecer interpretaciones o intervenciones con un fin específico, calculadamente. Sin embargo, es difícil que esta forma de operar no esté también vinculada con un ejercicio de poder y control del espacio grupal. Para el equipo de coordinación éste puede ser un acto consciente o inconsciente. La justificación técnica y teórica de estas modalidades de acción, mediante las que se reserva información y se arriba a decisiones mediante discusiones sin el grupo, puede ser enteramente válida. Pero es importante también tomar en consideración a los coordinadores de grupo como sujetos, sus temores, sus necesidades, su narcisismo.
La estrategia de coordinación que involucra discutir aparte y reservarse información, aunque puede ser con el objeto de llevar a cabo acciones encaminadas a generar un efecto particular en el trabajo del grupo, está demasiado estrechamente vinculada con formas corrientes de ejercicio del poder. Más que como propias de la lógica de la acción de coordinación grupal, pueden considerarse también parte de una acción de dirección y control, frecuentemente ajena a los objetivos de apoyo técnico profesional para el desarrollo del trabajo grupal.
El coordinador de grupo, monitor, facilitador o profesional que trabaja con grupos puede, antes que nada, apoyar el establecimiento y sostenimiento del encuadre. En contraparte, el sostenimiento imaginario de un saber especializado del profesional psi que coordina un grupo y de su colocación profesional arriesga a encaminar la acción en otras direcciones, primordialmente propias del medio profesional. Formas de coordinar en las que se maneja la información abiertamente y se proponen tentativamente interpretaciones pueden implicar un manejo más difícil, cuidadoso, sutil, diestro del saber profesional. Sin embargo, es mediante éste tipo de trabajo que puede lograrse mejor el trabajo de coordinación. Al madurar una interpretación, una apreciación sobre el proceso, clima o situación del grupo y poder utilizarla bajo este tipo de manejo abierto puede ser muy difícil pero, al tomar en cuenta y evitar tanto la imagen del uso del secreto y ejercicio del poder, como la posibilidad real de hacerlo, sea consciente o inconscientemente, se brinda también la oportunidad de una relación distinta con el grupo y, con ella, un desempeño más eficaz en el apoyo de su trabajo.
El objetivo del trabajo profesional en psicología social es incidir en el proceso social, apoyarlo, introducir elementos y herramientas. El trabajo grupal es no sólo una excelente forma de conocer y reconocer los elementos en juego, las características de la situación con la que se trabaja, las perspectivas subjetivas de los sujetos, sino que, al mismo tiempo, es una manera de incidir en ese proceso. Cada pequeño grupo, dispuesto conforme a un encuadre específico, pensado con fines particulares, es también un pequeño laboratorio social en el que se presentan las dinámicas sociales y subjetivas propias de los participantes y de su entorno. En esos pequeños gimnasios (del griego gimnós, desnudo, un lugar para ejercitarse en algo al desnudo) se pueden proponer y ofrecer, con la posibilidad de que sean retomados, elementos, estrategias de acción y formas de organización, que en su momento pueden hacerse parte de ese medio social o de los modos de actuar y abordar situaciones de los sujetos.
En el trabajo profesional, que se realiza con la aplicación de dispositivos grupales, "ayudar al grupo a pensar" es una labor que se realiza primordialmente mediante el cuidado del encuadre. El apoyo del establecimiento de una forma de trabajo y una normatividad para lo decible. El sostenimiento de la posibilidad de una expresión abierta y una escucha cuidadosa entre los participantes.
Así como "el dispositivo psicoanalítico opera bajo la premisa fundamental de decir la verdad" (Rautenberg, 2001:16), dependiendo del dispositivo grupal de que se trate y del grado en que el trabajo ahí realizado aborde la elaboración del conflicto psíquico de los participantes, para el caso de un enfoque en alguna medida psicoanalítico del armado del espacio grupal se operará también bajo la premisa fundamental de "decir la verdad". (Este concepto ameritaría una discusión extensa, pero para los fines de este ensayo se relaciona con el hablar libremente y nos ilustra de modo general la forma del trabajo.)
El profesional que implementa un dispositivo de trabajo grupal busca apoyar el establecimiento de una situación para la interacción de un pequeño grupo de personas que llevan a cabo un intenso trabajo de pensamiento en común, sobre un asunto dado. Este trabajo puede ser más o menos terapéutico o clínico en su carácter. Puede estar más o menos relacionado con elementos afectivos o emocionales de los participantes. Decir que se da una reflexión y pensamiento acompañado en el grupo no implica que éste sea un proceso solamente consciente. Muy por el contrario, es un proceso de reflexión e interacción en el que se juegan conceptos, afectos, reacciones, formas de ser, fantasías, intereses, colocaciones de los sujetos, estrategias de acción. Tiene que ver tanto con la acción social de los sujetos fuera del grupo, como con la configuración subjetiva de los integrantes. Involucra procesos de construcción de identidad, ejercicios de interacción y la validación social del sentir, saber, actuar y de las historia subjetivas.
"Para ser nosotros mismos nos hace falta aprender un lenguaje, una cultura, un saber y hace falta que esa misma cultura sea suficientemente variada, como para que podamos hacer, nosotros mismos, la elección dentro del surtido de ideas existentes y reflexionar de manera autónoma" (Martínez, 2001:10). Este pasaje está fuertemente marcado por el proceso inconsciente, tanto como por el consciente, de cada uno de los integrantes. Se establece una circulación fantasmática y pactos, uno de ellos tácitos y otros inconscientes. Involucra procesos que se juegan en varios ámbitos, mediante lenguajes y modos de expresión diferentes. Esto independientemente del tipo de dispositivo grupal de que se trate. Para cada dispositivo, la incidencia del trabajo realizado en los procesos de subjetivación o elaboración del conflicto interno puede ser mayor o menor. El dispositivo sostiene una tarea y el proceso de elaboración grupal.
Entre los distintos dispositivos para el trabajo grupal comúnmente utilizados se encuentran los siguientes, que se enlistan sólo como ejemplos para el reconocimiento de algunas de las técnicas y encuadres de las que se trata: grupo de discusión, entrevista grupal semi-estructurada, entrevista grupal con enfoque operativo, grupos de apoyo, grupos de ayuda mutua, grupos de reflexión, grupos de encuentro, grupos Gestalt, psicodrama, grupo focal, técnicas grupales de la psicología organizacional.
El dispositivo grupal como instrumento de intervención.
Se interviene para algo. Ese para no es el interés personal, político o de proyecto del profesional o investigador. Es un trabajo con la comunidad, incluso para el caso de un investigador.

El trabajo con grupos, la implementación de un dispositivo grupal, es una forma de lograr que el trabajo en comunidad no sea simplemente de participación, sino con carácter profesional, por realizarse con base en un conocimiento especializado y recursos para la acción específicos que no son del dominio general. Esa intervención del profesional es la posibilidad de ofrecerle a la comunidad herramientas para su organización y recursos para que, entre los mismos integrantes, se pueda decir y ser escuchado lo necesario para el adelanto de sus propios fines y proyecto.

La implementación de dispositivos grupales es una forma de ofrecer modalidades de operación y estrategias que faciliten procesos de reflexión y elaboración. La integración de conocimiento actualizado en ciencias sociales es esencial para el adecuado desarrollo de planes de trabajo, estrategias de acción y la selección y adecuación de dispositivos aplicables al caso concreto del cual se trate. Sin embargo, la esencia del proceso no estriba en la técnica, sino en la posibilidad de llegar a un proceso de reflexión con respecto al sentido de la acción; el carácter de los integrantes, sus objetivos, los valores y principios que definen un proyecto propio; los intereses diversos que obstaculizan y nublan el camino que se trazan.

La clínica en psicología social, con grupos e instituciones, es un trabajo que puede realizarse mediante la implementación de dispositivos grupales. Si de algo puede servir el conocimiento sistematizado, teorizado que se logra en sociología, psicología social y disciplinas afines, es en su aplicación práctica. Y no nos referimos en sentido alguno a una ingeniería social. Nos referimos a medios por los cuales el proceso histórico de evolución y aprendizaje, propio de cualquier comunidad, puede y debe ser complementado y apoyado en sus transformaciones, con base en los frutos del estudio sistemático y los resultados de la investigación.

Sería incorrecto no poner en práctica mecanismos que hagan posible aprovechar este conocimiento para coadyuvar y complementar los procesos propios del desarrollo social. Sin embargo, en ciencias sociales, la aplicación del conocimiento es una oferta, una propuesta, una invitación que se hace. Es importante reconocer que tales acciones nos llevan a una interacción entre las ciencias sociales y sus campos de estudio. Es un trabajo conjunto de unos sujetos con otros; la comunicación entre ámbitos sociales; la aplicación de unos saberes en interacción con otros. Una complementariedad recíproca en la que las dos partes se ven modificadas, en ocasiones transformadas.

Un dispositivo adecuado al ámbito, ética y profesionalmente diseñado e implementado, puede ser un medio respetuoso, para potenciar el proyecto propio de sus integrantes. El secreto es no hacer cosas para las personas, sino con ellas.

En el trabajo que se realiza pueden estar implícitos, sin que el profesional necesariamente se de cuenta, intereses ajenos y conceptos que encaminarán a los integrantes del grupo en una dirección específica, en lugar de apoyar sus propios proyectos, perspectivas y objetivos. En el diseño de las ofertas que un profesional hace, un problema fundamental es que, tal vez las más de las veces, se encuentra también llevando a cabo un trabajo de acción política propio. Dichas acciones pueden no haberse intentado explicitar. El interventor puede estar ejerciendo un activismo, a partir de su historia personal, su formación y su propia ubicación cultural, teórica y política. Se convierte así en el instrumento a partir del cual alguna o varias instituciones, de las cuales forma parte, atraviesan el entorno sobre el que actúa.

Es importante que el profesional pueda reconocer su sentir, con respecto a la problemática que se le presenta y sobre la cual se le solicita operar. Es decir, trabajar para reconocer el deseo propio, antes que intentar imponerlo. El análisis de la implicación es un proceso que puede requerir el trabajo con un observador externo, es decir, algún tipo de supervisión, por parte de un profesional o bien de otro equipo (menos implicado en el proceso).

"La intervención grupal constituye desde luego un rubro amplio que cobija una heterogeneidad de prácticas y de marcos conceptuales" (Baz, 2001:30). "Responde a modelos de acción psicosocial que están activamente involucrados con el acontecer social y los procesos de subjetivación que lo acompañan. El sentido de lo grupal, como experiencia que activamente hay que construir, supone condiciones para apostar a las formas colectivas como lugares de creación de vínculos y de apertura de posibilidades en función de la puesta en común de ciertas tareas" (p. 26).

"Detrás de nosotros estamos ustedes", una frase característica del pensamiento social actual, que integra el hecho de la constitución social de los sujetos, antes que una expresión poética solamente, manifiesta la interrelación de los sujetos en la acción y la grupalidad, mediante la cual unimos fuerzas con fines específicos. Esta forma del pensamiento y expresión, tan presente hoy en los discursos políticos, la letra de canciones y otras expresiones, pone de manifiesto que en la cultura popular y el imaginario social tienen su contraparte conceptos propios de la psicología social, por lo que la implementación de sus instrumentos de trabajo, particularmente de dispositivos grupales, adecuados al medio y necesidades sociales, es algo que se logra con base en discursos y un sustrato que le es natural.

El proyecto de investigación intitulado Entornos grupales autogestivos para la ayuda mutua, del autor del presente artículo (Montaño, 2000-2004) es un ejemplo cómo un proceso de investigación puede ofrecer herramientas útiles para el trabajo profesional, que se realiza aplicando dispositivos de trabajo grupal. En el proyecto mencionado se ha investigado, durante los pasados 10 años, el dispositivo grupal integrado al modelo de trabajo de Alcohólicos Anónimos, aplicado por distintas organizaciones a problemáticas de muy diversa índole. Ese trabajo de investigación, realizado con base en una metodología cualitativa de investigación participativa, ha hecho posible explicitar ese dispositivo en sus características, modos de operación, premisas e incluso elementos filosóficos e ideología.

Como resultado del trabajo indicado, del que se pueden consultar algunos productos en las referencias integradas a la bibliografía, se ha producido un modelo laico para el trabajo de grupos de ayuda mutua. Este modelo es aplicado por grupos que hoy se encuentran operando. Algunos fueron iniciados con proyectos tales como el de Grupos de Pares de Reflexión y Ayuda Mutua, en colaboración con el dif-df, en el año 2000. Más recientemente, con el Proyecto de Gestión y Fomento de Grupos de Ayuda Mutua para Personas con Experiencias de Violencia Familiar (2002), diseñado y coordinado por quien esto escribe, para la Dirección de Prevención a la Violencia Familiar, del gobierno del df. Subsecuentes proyectos en el 2003 y 2004 con el Instituto de las Mujeres y el Instituto de Asistencia e Integración Social han permitido apoyar el inicio de casi 100 nuevos grupos en del df. Todos subsistieron al menos dos meses. Aunque otros muchos permanecieron y ofrecieron apoyo a muchas personas durante meses y hasta años, otros han desaparecido. Pero también hay los que tienen hasta tres años de operar autónomamente. Todos estos grupos han sido modelo para otros nuevos, tanto para personal profesional al que se ha formado en cursos, como para personas en comunidad que han participado en ellos.

Los grupos mencionados iniciaron u operan con base en los principios y modalidades de un grupo de autoayuda; son abiertos y de ingreso permanente, sin fecha de terminación y en estos casos tienen una reunión a la semana; operan sin coordinación profesional, con la dirección de sus propios participantes, aunque en el trabajo con los proyectos en comunidad indicados, los que fueron profesionalmente gestionados en sus reuniones iniciales contaron con el apoyo de uno o dos monitores o facilitadores, mediante materiales, ejemplos, propuestas para formas de trabajo y comentarios sobre la operación y aplicación del modelo que se ofreció a los fundadores al final de cada una de las primeras reuniones. Con base en los resultados de investigación obtenidos paralelamente al trabajo comunitario, se ha formado a más de 400 profesionales de licenciatura y alrededor de 300 estudiantes de la licenciatura en Psicología, de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco (uam-x), todos ellos con respecto al tema de grupos de ayuda mutua/autoayuda, colaboración profesional con los mismos y gestión y fomento de nuevos grupos laicos. Además de las referencias indicadas en la bibliografía, el texto completo de algunos artículos y materiales de apoyo para grupos pueden consultarse en las siguientes páginas web de internet:

http://www.xoc.uam.mx/~mpsgi (sección de textos)

Con el ejemplo anterior se ilustra la forma en que la investigación y las herramientas de trabajo del psicólogo social que aprovecha para su trabajo dispositivos grupales, pueden estar íntimamente vinculados.
El dispositivo grupal como instrumento de investigación.
"El hombre es un ser psíquico e histórico social, imaginación e imaginario (social)" (Castoriadis, 1975:139).

Para la investigación en psicología social "un dispositivo grupal es un recurso de carácter metodológico técnico que permite instrumentar el momento empírico de la investigación" (Baz, 1996:60).

"Como individuos somos portadores, constitutivamente, de un universo de significaciones producto del orden social y de la cultura a la que pertenecemos" (p. 83). Somos sujetos producto de nuestro entorno simbólico y de sentido. Como un pez en el agua, entramos al lenguaje desde el nacimiento, nos desenvolvemos en él. La geografía y arquitectura institucional y política de nuestro entorno nos constituye y condiciona, en ese magma fluido de sentidos en el que nos desenvolvemos socialmente y nos constituimos subjetivamente. Ese es el carácter del mundo en el que nos formamos y nos desenvolvemos. En él, "el grupo va a potenciar la puesta en juego de formas de funcionamiento social" (p. 71) y por ende es un recurso inapreciable para la investigación en psicología social.

Un problema de investigación bien definido, una guía de observación preparada con base en las premisas, un marco teórico y una hipótesis con base en las que se trabaja, son lo que hace posible ya sea recuperar para el análisis los materiales producidos en grupos espontáneos, o bien elegir la modalidad de trabajo grupal más pertinente. Es a partir de la construcción del objeto de estudio por parte del investigador, luego de procesos de observación y análisis iniciales, que se puede definir con mayor claridad el tipo y carácter del dispositivo grupal idóneo para la exploración del tema específico de que se trate. (A las observaciones y trabajo preparatorio también pueden integrarse entrevistas grupales o trabajo grupal de distinto tipo).

En la construcción de su objeto de estudio, el psicosociólogo ofrece un potencial de cambio social, en los discursos explicativos y las propuestas de organización y acción que de ellos se desprenden. El dispositivo grupal puede ser no sólo una herramienta privilegiada para la investigación en éste campo, sino un producto de los procesos de investigación directamente aplicable como instrumento, para el trabajo profesional de intervención en el campo de la psicología social.

No hay nada más práctico que una buena teoría, diría Lenin, y desgraciadamente "es una vieja y perniciosa tradición separar la teoría de la práctica" (Baz, 1996:36). En psicología social, especialmente de la que en éste ensayo se trata, la investigación es un proceso de acción en la comunidad. La exploración del objeto de estudio casi necesariamente implica alguna forma o nivel de participación por parte del investigador, dada la necesidad de conocer y reconocer los múltiples elementos en juego. (Procesos de subjetivación que se establecen a partir de lo social, discursos, lenguaje, proyectos, atravesamientos institucionales, clima afectivo y demás componentes necesarios de observar y tomar en cuenta).

Georges Devereux (1977) nos ha hecho ver que, dadas las características del campo de estudio, el investigador mismo y lo que sucede en su interior es un importante elemento que debe considerarse. La apreciación de la implicación del investigador en el campo de estudio y proceso de investigación es un elemento de la metodología cualitativa característica de ésta especialidad.

Como nos lo han demostrado grandes exponentes originarios de la investigación cualitativa (Levi-Strauss, Freud, Piaget) el trabajo que debe realizarse en ciencias sociales es un complejo proceso hermenéutico del que eventualmente pueden surgir, como producto, interpretaciones que ofrezcan una luz, que puede ser tenue o deslumbrante, para la comprensión de procesos sociales y subjetivos.

"Los métodos cualitativos implican un interés por el sentido que los sujetos atribuyen a su experiencia... suponen una intención de realizar una lectura interpretativa de la trama de significaciones construidas socialmente" (Baz, 2001:18). En psicología social se busca argumentar y explorar las hipótesis y líneas de indagación con base en métodos cualitativos para el análisis del discurso y los múltiples elementos en juego en el proceso social. El uso de dispositivos grupales es un medio para establecer escenarios de observación y registro del discurso y del proceso propio para la investigación en este campo.

En este proceso es necesario decidir, por una parte, lo que se va a observar y cómo se va a observar y, por otra, la manera en que las observaciones, el material, texto y anotaciones producidas se utilizarán. Mediante la construcción de un esquema analítico para la interpretación (Baz, 2001:18) se definen las categorías para el análisis del texto y el proceso grupal. (Por ejemplo, con un marco psicoanalítico, algunas categorías de análisis pudieran ser: los procesos de identificación, los procesos proyectivos, el narcisismo de los participantes (y del equipo coordinador), el ideal del yo, la transferencia y la contratransferencia. Para una concepción de grupo operativo: la tarea, el emergente, etcétera.)

En el proceso de observación y en el análisis se deberá considerar el contexto de producción, la situación específica en la que se desenvuelve el grupo, la concepción de dispositivo grupal con la que se arma el grupo y la forma de registrar la producción del grupo. Muy especialmente se debe decidir si se realizará una observación y el análisis únicamente de los procesos de interacción observables y manifiestos, o bien del plano latente y de los mecanismos inconscientes.
"La cuestión de los grupos... ha ocasionado un auténtico desborde disciplinario y una multiplicación de los referentes teóricos... que han tenido que convocarse para dar cuenta de los procesos en juego" (Baz, 2001:5).

Algunos de los autores más importantes para el tema se enlistan a continuación, simplemente como referentes para su consideración y posible consulta: W.R. Bion, S.H. Foulkes, R. Bejarano, D. Anzieu, R. Kaës, Pichón-Riviére, Kurt-Lewin, J. Bléger, A. Bauleo, J.C. De Brasi, A.M. Fernández.

Considerando el campo de estudio para el análisis de lo que se juega en la acción social, la utilización de dispositivos grupales es un medio privilegiado que permite poner en escena y hacer observables para el investigador justamente aquellos elementos que requieren su análisis.

(Una breve nota con respecto a un tema al que frecuentemente no se le asigna la importancia debida en el trabajo de investigación, realizado mediante dispositivos grupales. La grabación, por lo menos en audio, del trabajo grupal permite la posterior transcripción y el análisis detallado del texto producido. Aunque obtener autorización para realizarla puede ser problemático, es un asunto primordialmente de la forma en que se plantea y negocia la autorización con los integrantes del grupo. La grabación es una excelente herramienta para un trabajo de investigación que sea menos una apreciación personal, con respecto a la experiencia de trabajo grupal del sujeto investigador, que un proceso cuidadoso y riguroso de análisis, tanto del grupo como del propio sujeto investigador y de su interacción en el campo de estudio y para la reflexión conceptual y teorización. Otra herramienta útil al mismo fin y más frecuentemente reconocida en cuanto a su importancia, es el trabajo en equipo con, por lo menos, un integrante observador del proceso, que se aboque también a la observación del propio equipo).
Conclusiones.
La Psicología Social trata sobre el mundo de relaciones y sentido por los que las personas se configuran en un entramado de atravesamientos, tanto en el ámbito racional como en el afectivo, sea de manera consciente o inconsciente, en interdependencia con procesos sociales y condiciones históricas particulares. Un medio por el que el sujeto social se constituye es el pequeño grupo de personas con vínculos estrechos. El trabajo con grupos es algo propio de ésta psicología, en cuanto quehacer profesional y como ámbito de estudio.

Para apoyar a sujetos que lleguen a ser artífices de su propio destino y tengan herramientas para superar los conflictos internos y sociales en los que se vean implicados, la implementación de dispositivos grupales es un medio muy útil en el trabajo profesional del psicólogo social. Al apoyar el establecimiento y sostenimiento de un espacio para el trabajo, se ofrece la oportunidad de pensar juntos y se propicia la construcción mutua de los sujetos participantes y la integración de modalidades de organización e interacción. El dispositivo grupal potencia la acción de los sujetos y la transformación de subjetividades. Cada dispositivo se especializa en un nivel y una forma de lo que los participantes pueden escuchar de otros y toma un carácter específico en cada caso, conforme a las necesidades y objetivos de sus integrantes y a la tarea a la que se aboquen. Integra criterios de operación para abordar una tarea de manera particular. El grupo se hace un medio para el desenmascaramiento del autoritarismo y la promoción de la democratización, al interior de los sujetos y en su actividad social.

"Ayudar al grupo a pensar" es una labor que se realiza primordialmente mediante el cuidado del encuadre. El profesional que implementa un dispositivo de trabajo grupal busca apoyar el establecimiento de una situación para la interacción de un pequeño grupo de personas que llevan a cabo un intenso trabajo de pensamiento en común. La esencia del proceso no estriba en la técnica, sino en la posibilidad de llegar a un proceso de reflexión con respecto al sentido de la acción, el carácter de los integrantes, sus objetivos, los valores y principios que definen un proyecto propio, los intereses diversos que obstaculizan y nublan el camino que se trazan. Además, en la cultura popular y el imaginario social tienen su contraparte conceptos de la psicología social, por lo que la implementación de sus instrumentos de trabajo es algo que se logra en un sustrato que le es natural.

Por otra parte, al hacer posible una escucha y expresión especiales, el dispositivo grupal se hace un medio excelente para la puesta en escena y observación de complejos procesos sociales de los cuales los sujetos somos portadores. Es un pequeño laboratorio en el que se presentan las dinámicas sociales y subjetivas de los participantes y de su entorno. Para el trabajo hermenéutico del investigador psicosocial, encaminado a la comprensión de procesos complejos, el grupo es un espacio en el que se hace posible el análisis no sólo de los procesos de interacción observables y manifiestos, sino del plano latente y los mecanismos inconscientes en juego. Se manifiestan atravesamientos discursivos e institucionales, el imaginario social y el mundo fantasmático en los que se desenvuelve la acción de los sujetos. La utilización de dispositivos grupales es un medio que permite hacer observables para el investigador los elementos que requieren de su análisis.

En su labor de investigación, el psicosociólogo ofrece un potencial de cambio social mediante los discursos explicativos y las propuestas de organización y acción que se desprenden de la construcción y análisis de su objeto de estudio.

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