EDUARDO GALEANO - PICHON
El texto a continuación es recordado en el
muro de F. Fabris y pertenece al libro El fútbol a sol y sombra donde
menciona a Pichon-Rivière:
- "Enrique Pichon-Rivière pasó toda su
vida penetrando los misterios de la tristeza humana y ayudando a abrir
las jaulas de la incomunicación.
En el fútbol encontró un aliado
eficaz. Allá por los años cuarenta, Pichon-Rivière organizó un equipo de
fútbol con sus pacientes del manicomio. Los locos, imbatibles en las canchas del litoral argentino, practicaban, jugando, la mejor terapia de socialización.
- La estrategia del equipo de fútbol es mi tarea prioritaria - decía el
psiquiatra, que también era entrenador y goleador del cuadro.
Medio siglo después, los seres urbano es estamos todos más o menos
locos, aunque casi todos vivimos, por razones de espacio, fuera del
manicomio. Desalojados por los automóviles, arrinconados por la
violencia, condenados al desvínculo, estamos cada vez más apilados y
cada vez más solos y tenemos cada vez menos espacios de encuentro y
menos tiempo para encontrarnos.
En el fútbol, como en todo lo
demás, son mucho más numerosos los consumidores que los creadores. El
cemento ha cubierto los campos baldíos donde cualquiera podía armar un
picadito de fútbol en cualquier momento, y el trabajo ha devorado el
tiempo de juego. La mayoría de la gente no juega sino que ve jugar a
otros, desde el televisor o la tribuna cada vez más alejada de la
cancha. El fútbol se ha convertido, como el carnaval, en espectáculo
para masas. Pero así como en el carnaval hay quienes se lanzan a bailar a
la calle además de contemplar a los artistas que bailan y cantan,
también en el fútbol ni faltan los espectadores que de vez en cuando se
hacen protagonistas, por la pura alegría, además de mirar y admirar a
los jugadores profesionales. Y no sólo los niños: mal que bien, por
lejos que estén las canchas posibles, los amigos del barrio y los
compañeros de la fábrica, la oficina o la facultad se las arreglan
todavía para divertirse con la pelota hasta que caen agotados, y
entonces vencedores y vencidos beben juntos, y fuman, y comparten una
buena comilona, esos placeres que el deportista profesional tiene
prohibidos.
A veces, también las mujeres participan, y meten sus
propios goles, aunque en general la tradición machista las mantiene
exiliadas de estas fiestas de la comunicación."
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