sábado, 3 de octubre de 2015

APORTACIONES A LA DIDÁCTICA DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL

APORTACIONES A LA DIDÁCTICA
DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL .

El encuadre institucional

Caracterización de la escuela. La escuela de la psicología social se define como una institución centrada en el aprendizaje y fundamentada en un esquema conceptual, referencial y operativo en el campo de la psicología social.
El esquema conceptual, referencial y operativo. Caracterizamos al ECRO como conjunto organizado de nociones y conceptos generales, teóricos, referidos a un sector de lo real, a un universo de discurso, que permite una aproximación instrumental al objeto particular concreto. Este ECRO y la didáctica que lo vehiculiza, están fundados en el método dialéctico.
El método dialéctico, por el que se desarrolla la espiral del conocimiento, implica un tipo de análisis que –a partir de los hechos fundamentales, las relaciones cotidianas- devela los principios opuestos, las tendencias contradictorias, fuentes configuradotas de la dinámica de los procesos.
Este método es el que permite la producción y el conocimiento de las leyes que rigen la naturaleza, la sociedad, el pensamiento, tres aspectos de lo real comprometido en lo que denominamos “hombre en situación”. Con el término “hombre en situación” intentamos caracterizar un objeto de conocimiento, en una tarea que reintegre lo fragmentado por un pensamiento disociante que oscurece las relaciones entre sujeto, naturaleza y sociedad.
Psicología social. La psicología social a la que apuntamos se inscribe en una crítica de la vida cotidiana. Abordamos al sujeto inmerso en sus relaciones cotidianas. Nuestra conciencia de estas relaciones pierde su trivialidad en la medida en que el instrumento teórico y su metodología nos permiten indagar la génesis de los hechos sociales. Coincidimos con la línea abierta por H. Lefèvre, para quien las ciencias sociales encuentran su realidad en “la profundidad sin misterios de la vida cotidiana”. La psicología social que postulamos tiene como objeto el estudio del desarrollo y transformación de una relación dialéctica, la que se da entre estructura social y fantasía inconsciente del sujeto, asentada sobre sus relaciones de necesidad. Dicho de otra manera, la relación entre estructura social y configuración del mundo interno del sujeto, relación que es abordada a través de la noción de vínculo.
Para nosotros el ser humano es un ser de necesidades, que sólo se satisfacen socialmente en relaciones que lo determinan. El sujeto no es sólo un sujeto relacionado, es un sujeto producido en una praxis. No hay nada en él que no sea la resultante de la interacción entre individuos, grupos y clases.
Si esa relación es el objeto de la psicología social, su campo operacional privilegiado es el grupo, que permite la indagación del interjuego entre lo psicosocial (grupo interno) y lo sociodinámico (grupo externo), a través de la observación de las formas de interacción, los mecanismos de adjudicación y asunción de roles. El análisis de las formas de interacción nos permite establecer hipótesis acerca de sus procesos determinantes.
La psicología social como disciplina que indaga la interacción en sus dos aspectos, intersubjetivo (grupo externo) e intrasubjetivo (grupo interno), es significativa, direccional y operativa. Se orienta hacia una praxis, de donde surge su carácter instrumental. Su punto de partida es una práctica. La experiencia de esa práctica, conceptualizada por una crítica y una autocrítica, realimenta y corrige la teoría mediante mecanismos de rectificación y ratificación, logrando una objetividad creciente. Se configura una marcha en espiral sintetizadora para elaborar una logística y construir una estrategia, que a través de la táctica y la técnica dé carácter operativo a planificaciones de distinto tipo para que pueda realizarse el cambio aspirado, que consiste en el desarrollo pleno de la existencia humana a través de la modificación mutua del hombre y la naturaleza.
¿Por qué nuestra valoración de la praxis? Porque sólo ella introduce la inteligibilidad dialéctica en las relaciones sociales y restablece la coincidencia entre representaciones y realidad.
Nuestro ECRO es un instrumento interdisciplinario, es decir, articula aporte de distintas disciplinas, en la medida en que resulten pertinentes al esclarecimiento del objeto de estudio. Estos aportes provienen del materialismo dialéctico, el materialismo histórico, el psicoanálisis, la semiología y las contribuciones de quienes han trabajado en una interpretación totalizadora en las relaciones entre estructura socioeconómica y vida psíquica. A partir de esos aportes se puede construir una psicología que ubique el problema en sus premisas adecuadas.
La didáctica. La didáctica que postulamos emerge del campo mismo de la psicología social. Señalamos con esto que reformularemos su metodología para operar en el campo del aprendizaje a partir de las contribuciones que la psicología social hace a la comprensión del proceso de aprendizaje.
Denominamos didáctica a la estrategia destinada no sólo a comunicar conocimientos (tarea informativa) sino básicamente a desarrollar aptitudes y modificar actitudes (tarea formativa). La articulación de lo informativo y formativo se cumple en la construcción de un instrumento: ECRO, que ubique al sujeto en el campo (lo referencial), le permita abordarlo a partir de elementos conceptuales, comprenderlo y operar sobre él mediante las técnicas adecuadas. Esta “situación” en el campo y el pensar y operar sobre él implica la necesidad no sólo de manejo teórico sino de la elaboración de las ansiedades emergentes en toda situación de cambio.
En esto consiste el oficio del psicólogo social, objeto de nuestra formación. Nuestra didáctica puede ser caracterizada como de núcleo básico, interdisciplinaria y grupal, instrumental y operacional. Aclaremos el significado de estos términos.
Núcleo básico. Según la hipótesis de los investigadores en el campo de la educación de adultos, la transmisión de conceptos universales, fundamentos de cada disciplina específica, permite acelerar el proceso de aprendizaje, a la vez que hace posible mayor profundidad y operatividad en el conocimiento. El núcleo básico está constituido por esos conceptos universales y el aprendizaje va de lo general a lo particular.
Interdisciplinaria y grupal. Lo interdisciplinario está aquí considerado en dos niveles; uno ya ha sido mencionado y estaría dado por los aportes que de distintas disciplinas se integran en el ECRO, en la medida en que resultan pertinentes al esclarecimiento del objeto de estudio.
El otro sentido de lo interdisciplinario estaría relacionado con el sentido de la búsqueda de la mayor heterogeneidad posible en términos de edad, actividad, formación, sexo, en la composición de los grupos que deberán reelaborar la información.
La heterogeneidad permite que cada miembro del grupo aborde la información recibida en común, aportando un enfoque y un conocimiento vinculados con sus experiencias, estudios y tareas. En un primer momento del itinerario del grupo se da una fragmentación del objeto de conocimiento, por las distintas modalidades de impacto y de receptividad frete al mismo. Esta heterogeneidad de enfoques y aportes debe conjugarse, alterándose funcionalmente, complementándose, hasta llegar a una integración o construcción enriquecida del objeto de estudio.
La heterogeneidad apunta básicamente a la ruptura de los estereotipos en la modalidad de aproximación al objeto de conocimiento, estereotipos que, por carencia de confrontación, suelen potenciarse en los grupos homogéneos. Sobre esta fundamentación formulamos la regla “a mayor heterogeneidad de los miembros, heterogeneidad adquirida a través de la diferenciación de roles desde los cuales cada miembro aporta al grupo su bagaje de experiencias y conocimientos y una mayor homogeneidad en la tarea lograda por la sumación de información (pertinencia), el grupo adquiere una productividad mayor (aprendizaje)”.
En síntesis, la posibilidad de una didáctica interdisciplinaria se apoya en la preexistencia en cada uno de nosotros de un esquema referencial.
Estos esquemas y modelos internos se confrontan y modifican en la situación grupal, configurándose a través de la tarea un nuevo esquema referencial que emerge de la producción del grupo.
Instrumental y operacional. Como estrategia de formación en psicología social tomamos como punto de partida la ubicación del sujeto, su inserción en un campo específico (la situación grupal). Esto le permite vivir una experiencia de campo a la vez que lo dota progresivamente de herramientas teóricas para comprender su propia inserción, las características del campo y los recursos técnicos para operar sobre él.
Esta inserción en el campo grupal y la instrumentación técnica deben ser paulatinamente extendidas a otros campos de la operación de la psicología social (institucional y comunitario).
La noción de aprendizaje. Está sustentada en una didáctica que lo caracteriza como la apropiación instrumental de la realidad, para modificarla. La noción de aprendizaje se vincula íntimamente con el criterio de adaptación activa a la realidad, a través de lo cual se explicita la ideología que sustenta esta institución.
Entendemos por adopción activa, aprendizaje de lo real, la relación dialéctica mutuamente modificante y enriquecedora entre sujeto y medio.
Aprender a realizar una lectura de la realidad, lectura coherente, no aceptación acrítica de normas y valores. Por el contrario, apuntamos a una lectura que implique capacidad de evaluación y creatividad (transformación de lo real).
Esta concepción del aprendizaje como praxis, como relación dialéctica, nos lleva necesariamente a postular que el enseñar y el aprender constituyen una unidad, que debe darse como proceso unitario, como continua y dialéctica experiencia de aprendizaje en la cual el rol docente y el rol alumno son funcionales y complementarios.
Nuestro instrumento de trabajo. El grupo operativo.
Supuestos teóricos.
Hemos adoptado como instrumento primordial de trabajo y de tarea e indagación la técnica operativa del grupo, partiendo de la hipótesis de que el grupo es una estructura básica de interacción, lo que la convierte de hecho en unidad básica de trabajo e investigación.
Definimos al grupo como el conjunto restringido de personas, ligadas entre sí por constantes de tiempo y espacio y articuladas por su mutua representación interna, que se propone en forma explícita o implícita una tarea que constituye su finalidad.
Los conjuntos sociales se organizan en unidades para alcanzar mayor seguridad y productividad. La unidad grupal tiene en muchos casos la característica de una situación espontánea. Pero los elementos de ese campo grupal pueden ser a la vez organizados. Queremos decir con esto que la interacción puede ser regulada para potenciarla, para hacerla eficaz en vista a su objetivo. Esto es lo que se denomina planificación. Nace así la técnica operativa que apunta a instrumentar la acción grupal.
La técnica operativa. Esta técnica se caracteriza por estar centrada en la tarea: es decir que privilegia la tarea grupal, la marcha hacia el logro de sus objetivos.
Toda situación de aprendizaje, haciendo extensiva la noción de situación de aprendizaje a todo proceso de interacción, a todo tipo de manipuleo o apropiación de lo real, a todo intento de respuesta coherente y significativa a las demandas de la realidad (adaptación), genera en los sujetos dos miedos básicos, dos ansiedades básicas que hemos caracterizado como el miedo a la pérdida y el miedo al ataque: a) Miedo a la pérdida del equilibrio ya logrado en la situación anterior, y B) Miedo al ataque en la nueva situación en la que el sujeto no se siente adecuadamente instrumentado. Ambos miedos que coexisten y cooperan configuran, cuando su monto aumenta, la ansiedad ante el cambio, generadora de resistencia al cambio.
Dicha resistencia al cambio se expresa en términos de dificultades en la comunicación y el aprendizaje. El desarrollo del grupo se ve obstaculizado por la presencia del estereotipo en el pensamiento y la acción grupal. La rigidez y el estereotipo constituyen el punto de ataque principal.
Allí se centra la tarea que se realiza mediante el abordaje y la resolución de los miedos básicos en un trabajo compartido de esclarecimiento grupal.
Este esclarecimiento implica el análisis, en el “aquí y ahora” de la situación grupal, de los fenómenos de interacción, los procesos de adjudicación y asunción de roles, las formas de la comunicación, en relación con las fantasías que generan esas formas de interacción; los vínculos entre los integrantes, los modelos internos que orientan la acción (grupo interno) y los objetivos y tarea prescripta del grupo.
Un paso importante en este proceso de esclarecimiento, de aprender a pensar, es un trabajo orientado hacia la reducción del índice de ambigüedad grupal por la resolución dialéctica de las contradicciones internas al grupo, que toman la forma de dilema, paralizando la tarea a través del enfrentamiento entre individuos o subgrupos. La situación dilemática esteriliza el trabajo grupal y opera como defensa ante la situación de cambio.
El análisis sistemático de las contradicciones (análisis dialéctico) constituye la tarea central del grupo. Este análisis apunta básicamente a indagar la infraestructura inconsciente de las ideologías que se ponen en juego en la interacción grupal. Estas ideologías, sistemas de representaciones con gran carga emocional, suelen no formar ni en cada sujeto ni en cada unidad grupal, un núcleo coherente. La coexistencia interna al grupo y al sujeto de ideologías del signo contrario determina distintos momentos de ambigüedad que se manifiestan como contradicción y estancamiento de la producción grupal (estereotipia). La técnica operativa apunta a que el grupo constituya un ECRO de carácter dialéctico, donde las contradicciones relativas al campo de trabajo deben referirse al campo mismo de la tarea grupal (praxis).
Itinerario del grupo y relaciones cotidianas. Cuando la técnica operativa se aplica a un grupo centrado en el aprendizaje –en este caso particular, en el aprendizaje de la psicología social- éste parte del análisis de las situaciones cotidianas para alcanzar, en sucesivos momentos de comprensión, un conocimiento objetivo.
El grupo operativo es la primera instancia de aporte d lo cotidiano. En él tienden a reproducirse relaciones cotidianas, los vínculos que ponen en juego modelos internos. El encuadre o la técnica operativa del grupo (conjunto de constantes metodológicas que permiten la comprensión de un proceso) facilitan, a través de la confrontación de esos modelos internos en una nueva situación de interacción, y en el análisis de sus condiciones de producción, la comprensión de las pautas sociales internalizadas que generan y organizan las formas observables de interacción.
El acontecer del grupo centra así la investigación del aprendiz de la psicología social en el fenómeno universal de la interacción, de donde surge el reconocimiento de sí y del otro en un diálogo y un intercambio permanentes que sigue una trayectoria en espiral.
La información –la herramienta teórica- debe ser abordada desde lo cotidiano para hacerlo comprensible, para dar valor de uso a esa herramienta teórica en una praxis.
De allí que insistamos en la importancia de partir del análisis de las llamadas fuentes cotidianas “vulgares” del esquema referencial.
La técnica operativa del grupo, sean cuales fueren los objetivos que en el grupo se propongan (diagnóstico institucional, aprendizaje, creación artística, planificación, etc.), tiene por finalidad que sus integrantes aprendan a pensar en una coparticipación del objeto de conocimiento, entendiendo que pensamiento y conocimiento no son hechos individuales sino producciones sociales. El conjunto de integrantes como totalidad aborda las dificultades que se presentan en cada momento de la tarea logrando situaciones de esclarecimiento, movilizando estructuras estereotipadas que operan como obstáculo para la comunicación y el aprendizaje y que se generan como técnica de control de la ansiedad ante el cambio.
La tarea del coordinador. El coordinador mantiene con el grupo una relación asimétrica, requerida por su rol específico: el co-pensor. Su tarea consiste en reflexionar con el grupo acerca de la relación que los integrantes del mismo establecen entre sí y con la tarea prescripta. Cuenta con dos herramientas: el señalamiento que opera sobre lo explícito y la interpretación que es una hipótesis acerca del acontecer implícito que tiende a explicitar hechos o procesos grupales que no aparecen como manifiestos a los integrantes del grupo, y que funcionan como obstáculo para el logro del objetivo grupal.
El equipo de coordinación, integrado por coordinador y observador, cada uno desde su rol específico y a partir de un ECRO que le permite la comprensión de las leyes estructurantes del proceso grupal, detecta las situaciones significativas (emergentes) que desde lo explícito remiten como signo a formas implícitas de interacción. La interpretación se incluye como herramienta en la técnica del grupo operativo en la medida que permite la explicitación de lo implícito.
¿Qué sentido tiene esta explicitación? La dialéctica grupal consiste en una relación entre procesos implícitos y acontecer explícito, entre lo manifiesto y lo latente. La interpretación se incluye en esta dialéctica aportando al campo de información que permite el autoconocimiento grupal, lo que genera nuevas formas interactivas. La interpretación operativa modifica el campo grupal, permite a partir del autoconocimiento la re-estructuración de las relaciones entre los miembros y con la tarea. Opera en el campo del obstáculo a fin de mostrarlo para lograr una re-organización grupal que permita elaborarlo. El obstáculo puede estar dado e el proceso de aprehensión del objeto, en la red de comunicación, etc. La interpretación incluye explícita o implícitamente un criterio de realidad o esquema referencial, a partir del cual se analiza la situación del grupo.
El valor de la interpretación está dado por la operatividad, es decir, su función reestructurante con vistas al objetivo del grupo. La interpretación consiste en la decodificación del sentido de lo emergente.
Es un aporte de significados al grupo.
El esquema de evaluación. La constatación sistemática de ciertos procesos grupales nos ha permitido construir un modelo que recoge distintas formas de interacción grupal. Este modelo denominado esquema del cono invertido constituye nuestro instrumento de evaluación en la tarea grupal.
Los vectores de esa categorización incluyen: los procesos de afiliación, pertenencia, cooperación, pertinencia, comunicación, aprendizaje, telé, actitud ante el cambio y capacidad de planificación.
La situación central a evaluar y en la que convergen los distintos vectores de análisis es la actitud ante el cambio, que se modifica en términos de incremento o resolución de los miedos básicos, generadores de estereotipo.
A quiénes está dirigida la escuela e psicología social. La escuela está abierta a todos aquellos que, sean cuales fueren sus estudios y formación previa, se interesen en realizar un aprendizaje centrado en al comprensión de los fenómenos de interacción y el análisis del proceso social, particularmente lo que hace a la relación entre la estructura social y la vida psíquica.
Campo de acción de la psicología social. La psicología social, como disciplina y herramienta técnica, instrumenta para el abordaje, indagación, diagnóstico, planificación y operación en los distintos ámbitos en los que se cumplen los procesos de interacción. Estos ámbitos, caracterizados como el ámbito grupal, institucional y comunitario, pueden ser abordados desde un esquema conceptual común, pero presentan variables específicas que requieren manejo técnico diferenciado”.
Introducción
La Psicología Social es una disciplina que nace en la modernidad, cuando el desarrollo socio-histórico pone en primer plano en el análisis filosófico (Hegel, Comte) y científico (Durkheim), las problemáticas de la historia, el hombre y la sociedad.
Los grandes movimientos sociales (guerras, revoluciones, evolución en las formas de producción y en las instituciones), generaron interrogantes y desarrollos que han sustentado la constitución de un corpus disciplinar. Podríamos mencionar entre ellos, las reflexiones de Freud acerca de la Psicología de las masas; los desarrollos acerca de la grupalidad, del prejuicio y las modificaciones de conducta elaborado por Kurt Lewin; la indagación de procesos como los los prejuicios y el rumor, llevados adelante por Adorno y Allport.
El debate acerca del mundo globalizado es y será, la gran problemática del siglo que comienza. El mapa social del mundo ha incorporado un variopinto paisaje cuyos efectos estamos aún lejos de predecir. Los grandes desplazamientos de poblaciones de una parte del mundo hacia otra, la transculturación y las comunidades interculturales, la emigración, la marginalidad y la pobreza; la xenofobia, el problema del ocio y el de la ancianidad; los nuevos mercados laborales expulsivos, la aristocracia tecnológica y los graves problemas ecológicos conforman una nueva realidad que plantean problemáticas de interrelación que no pueden catalogadas como patológicas.
Nos encontramos frente a rupturas de las tramas vinculares que han venido sosteniendo una identidad y un proyecto de vida individual y familiar creando condiciones cotidianas de incertidumbre. El sujeto de la era globalizada, como producto de esas rupturas, es un sujeto en crisis. Necesita por lo tanto reconstruir su esquema referencial (sus modelos de pensar, sentir y hacer en el mundo) y encontrar-producir un nuevo tejido social que los albergue, sostenga y posibilite reencontrar un proyecto de vida y una razón para vivir.
Para enfrentar estas problemáticas se necesitan profesionales formados en un marco referencial teórico, metodológico y técnico que visibilice y opere en las tramas y redes vinculares y sean capaces de reconstituir el tejido social teniendo en cuenta tanto la lógica del contexto como las vicisitudes subjetivas frente al cambio. Este profesional es el Psicólogo Social y la disciplina que lo sustenta es la Psicología Social.
Pero además del “territorio” específico de la Psicología Social, es importante señalar que se trata también de un “enfoque”, una perspectiva diferente al de la Psicología, Sociología, Antropología etc.
Lo que los Psicólogos Sociales tienen en común “no son temas o tópicos de interés común sino un estilo de examinar la conducta y un conjunto de objetivos que llevan a ese análisis (…) La Psicología social es una perspectiva o una filosofía sobre la interacción humana. No es actitudes, ni agresión, ni siquiera interacción, es un proceso y como tal, no puede girar sobre algo (Jeffrey Goldstein Social Psychology. Nueva York. Academia Press 1980)
Antecedentes históricos
La historia de la Psicología Social se podría remontar a la historia del pensamiento humano si pensamos en las reflexiones que produjeron los seres humanos acerca de su organización social y política. Así podríamos situar el origen del pensamiento psicosocial en la antigua Grecia, por ejemplo, en la Republica de Platón o en Aristóteles, especialmente en su Retórica. O en los inicios de la Modernidad, con Maquiavelo.
Pero elegimos comenzar la historia de la Psicología Social rastreándola en pensadores que de manera mas sistemática y consciente buscaron aportar a la reflexión de un campo relacional o al análisis de producciones sociales.
Por ello situamos el nacimiento de la Psicología Social en el siglo XIX.
Todas las Ciencias Sociales surgen en el siglo XIX. La Psicología Social nace simultáneamente junto a la Sociología, el Psicoanálisis, la Antropología etc..
Una larga tradición de la disciplina dio origen, a lo largo del siglo XX, a innumerables corrientes teóricas de las que daremos cuenta mas adelante.
Como gran parte de las ciencias sociales, la Psicología Social también tiene su centro de tensión que comprende la vieja discusión entre teoría y práctica. El poner el acento en uno u otro campo metodológico presupone una toma de posición epistemológica que implica, a su vez, una determinada concepción acerca de la dimensión psicosocial, del conocimiento científico y los objetivos a los que debe direccionarse la investigación o intervención profesional.
Estas concepciones metodológicas opuestas reconocen:
Una Psicología Social que tiene un objetivo académico y de producción conceptual
Una Psicología Social que promueve una indagación-acción y que tiene como objetivo incidir en una realidad social y promover una praxis.
El psiquiatra, psicoanalista y creador de la psicología social Argentina, Dr. Enrique Pichon Rivière (1907-1977), distingue estas dos orientaciones: “Una, la psicología social académica, preocupada solo por las problemáticas de las técnicas que se siente paralizada frente a su responsabilidad de realizar una síntesis de teoría y practica. La otra, la praxis, de donde surge el carácter instrumental y operacional en su sentido más real, que no se resuelve en un circulo cerrado, sino en una continua realimentación de la teoría, a través de su confrontación en la practica y viceversa”.
Desde ya, Pichon Rivière adscribe a esta segunda tendencia, por lo que define a la Psicología Social como “la ciencia de las interacciones orientada hacia un cambio social”. “De no ser así no tiene sentido y todos sus esfuerzos concluirán en un sentimiento de impotentización como resultante de las contradicciones acerca de su aspecto operacional.”
Estas concepciones casi opuestas sobre la disciplina hablan, sin duda, de concepciones opuestas sobre el mundo; o si se quiere, del lugar desde donde se mira al mundo.
Las corrientes academicistas tienen su arraigo y desarrollo fundamentalmente en EEUU. En cambio, la práctica “intervencionista” tiene su mayor despliegue en Latinoamérica. De todos modos la posición de Pichon Rivière debe entendérsela no como una critica a la producción de saber sino como una critica alas investigaciones experimentalistas propias del método positivista que promueve experiencias de laboratorios y no la indagación-acción con sujetos concretos en sus condiciones concretas de existencia.
En la emergencia latinoamericana hacer teoría, o realizar investigaciones para desarrollar conocimientos teniendo como referente solamente los criterios científicos, es una elección ética difícil de sostener.
Las condiciones socioeconómicas y la injusta distribución de los bienes (económicos, culturales, de salud, educación etc.) entre su población brindan un panorama de inequidad que obliga a dejar posiciones contemplativas e incita a los intelectuales a la acción transformadora.
En este contexto, la praxis pichoniana no es una mera elección metodológica sino una toma de posición ética e ideológica. Un compromiso con el cambio. El cambio hacia una sociedad más equitativa.
Sin pretender caer en clasificaciones exhaustivas rescataremos algunas perspectivas que han construido corrientes de pensamientos importantes en la Psicología Social, muchas de las cuales, son aun, vigentes.
Desde su nacimiento son distinguibles dos perspectivas en el desarrollo de la Psicología Social: la corriente sociológica y la individualista , en su desarrollo conceptual fueron emergiendo otras corrientes.
Hay una corriente muy fructífera en Psicología Social que plantea al mundo social como una escena y a los seres humanos ocupando determinados roles en dicha escena. También es una posición teórica que marca la dependencia del individuo respecto a la sociedad.
Robert K. Merton (1964): es un representante del funcionalismo estructural. Plantea que en la situación social el ser humano desempeña un conjunto de papeles ya que cada individuo desarrolla varios niveles de interacción y de relaciones sociales. Los roles permiten que el comportamiento humano sea previsible. De allí la importancia de las expectativas y los valores.
Numerosos autores como Eugene Hartley y Ruth Hartley, Bruce Biddle, Edwin Thomas Ralph Dahrendorf son algunos de los autores que a partir de los años 50 han desarrollado conceptos importantes como status y posición de rol, los grupos de referencia, las normas de conducta y las expectativas de conducta, contexto, aprendizaje etc.
Merece un apartado el gran Theodor Newcom (1951) quien enuncia la doble perspectiva necesaria en el concepto de rol: por un lado la prescripción social hacia un rol determinado pero por otra el individuo particular que no exento de libertad, lo lleva a la acción.
Para ello postula junto al rol social la unidad de motivación, ambos dan lugar a la conducta de rol.
Para Mead el ser es en primer lugar un ser social que vive en un proceso inexorable de interacción, de comunicación a través de símbolos que poseen toda la carga cultural de significados y valores. La conciencia individual es la adopción de las actitudes de otros significativos hacia uno mismo. Plantea así el concepto de rol taking. El ser humano se convierte en si mismo a través de los demás. El ser humano es fundamentalmente un creador de signos y de significaciones que comparte con otros.
Otro autor muy importante en relación al interaccionismo simbólico es Arnold Rose (1982). Este autor sostiene que si bien la sociedad tiene una primacía por sobre el individuo ello no es sinónimo de un determinismo social. Es indudable que existen patrones y expectativas culturales que pautan conductas universales pero plantea que existe una distancia de rol que implica una cierto margen de libertad a la hora de asumir y llevar a ala acción el rol. Incluso hay sociedades que esperan un cierto nivel de innovación y cambio en relación a los roles sociales.
Una destacada línea de pensamiento es la Psicología Social dialéctica.
En esta corriente de pensamiento es indudable la influencia de Carlos Marx, sobre todo en relación a la concepción de un sujeto social, la noción de conciencia y alineación, el concepto de necesidad y el papel o rol del hombre en la historia. Pero por sobre todo por su metodología dialéctica materialista.
Marx plantea a este ser social en condiciones materiales de existencia y en ello es fundamental el trabajo o sea el lugar social que ocupa en el proceso de producción. Pero este hombre no solo esta condicionado por el lugar que ocupa en la estructura productiva y en las relaciones de producción en la que esta inserto sino que también es un ser que actúa, capaz de transformar y cambiar su conciencia de clase y sus condiciones de existencia. Marx expresa así su concepción del hombre:
“El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”
Podemos ubicar en esta corriente dialéctica de pensamiento a Eric Fromm miembro de la Escuela Critica de Frankfurt quien escribió en 1955 “Psicoanálisis de la sociedad contemporánea” Allí llama la atención de las perturbaciones psicológicas que provienen de un modo capitalista de producción, una sociedad industrial tendiente al consumo alienado.
León Rappaport en los años 70 postula que una psicología social dialéctica debe ocuparse de las personas y los grupos como productos de circunstancias históricas cambiantes. Las personas deben ser entendidas en procesos contradictorios y a partir de conflictos e internos y otros productos de sus relaciones con el ambiente. La Psicología social debe extender su comprensión a la complejidad de la lógica de la vida cotidiana. Para este autor juegan un papel fundamental la ideología que impera en el desarrollo del conocimiento y en la elaboración de teorías acerca del comportamiento humano. El científico social no puede ser solo un observador de la sociedad donde pertenece sino que debe posicionarse como un participante activo del orden social y cultural. Señala la actividad como vinculo fundamental con el mundo social.
Keneth Gergen en 1973 escribe un artículo que titula Social Psychology as History. Allí postula que hay una diferencia radical entre la psicología Social y las Ciencias naturales. La Psicología social es una empresa historia ya que no se pueden establecer principios generales sobre la interacción humana ya que ésta cambia constantemente a partir de procesos históricos también cambiantes. Plantea que el psicólogo social esta incluido en el campo que investiga. Su subjetividad estará presente tanto en el objeto de su investigación como en el método utilizado y las maneras de percibir e interpretar el fenómeno que indaga. Si se indagan las líneas de desarrollo de la Psicología Social se descubrirá la influencia histórica sobre los temas que se han elegido para investigar y de los desarrollos teóricos y metodológicos. Ya mencionamos la influencia del pensamiento pragmático, positivista y capitalista en las investigaciones norteamericanas. En ese sentido K.Gergen es un profundo crítico al método positivista en Psicología Social.
Ignacio Martín Baró: en los años 80 y desde una posición materialista histórica ha llamado la atención de la poca relación que la Psicología Social clásica tiene respecto de las problemáticas latinoamericanas. Sostiene que los problemas que abordan las investigaciones y los textos de Psicología Social son los problemas de un país como el norteamericano, que es centro de poder y que busca afianzarse en el campo científico estadounidense.
Es Marianthi Georgoudi (1983) quien señala que una Psicología Social dialéctica debe tener en cuenta ciertas premisas:
1. la tensión dialéctica entre el sujeto y el contexto social en que vive. El comportamiento humano es un fenómeno psicosocial concreto que acontece en la vida cotidiana cargado de significación histórica pero direccionado hacia el futuro y en constante cambio.
2. La relación sujeto sociedad es una relación en constante proceso de transformación. No hay una separación sino una unión de contrarios entre el individuo y la sociedad entre la ciencia y la historia entre la ciencia y la sociedad.
3. Este autor sostiene que la experimentación no es un método que pueda dar cuenta de la dialéctica de la realidad humana concreta ya que aunque en muchos aspectos puede ser de valor es sumamente restrictiva como método ya que no puede acceder a la complejidad de los múltiples factores que actúan en el mundo social. Para abordar la realidad social son necesarias metodologías cualitativas.
4. No hay independencia del investigador científico, este forma parte de su cultura con sus valores, su ideología etc.
5. La interrelación entre la teoría y la práctica.
Si bien no se declaran explícitamente dialécticos consideramos justo incluir en una perspectiva dialéctica tanto a Kurt Lewin como a George Mead.
En el espacio vital, concepto de K. Lewin, encontramos la interdependencia entre la Persona y el Ambiente. Para comprender al comportamiento humano es necesario considerar esa trilogía dialéctica: Ambiente, Persona y Conducta. Kurt Lewin sostuvo que la dinámica de un proceso siempre debe ser entendida como la relación de un individuo concreto en una situación concreta.
Para K. Lewin las partes, los elementos no existen aisladamente sino organizados en unidades totales que están interrelacionadas dinámicamente o sea que cambian.
En relación a George Mead, es explicita su formación en la dialéctica hegeliana. Para este autor la persona no puede existir sin la sociedad pero a su vez la sociedad solamente puede ser definida como un conjunto de personas en interacción. El individuo y la sociedad se remiten el uno al otro en una interacción constante.
De esta incompleta síntesis de las corrientes de pensamiento en Psicología Social quisimos culminar con estos dos autores: George Mead y Kurt Lewin. Son dos pensadores que fundaron dos modos potentes de pensar la Psicología Social. Enrique Pichon Rivière siempre reconoció su deuda teórica fundamentalmente en estos dos autores y con quienes es posible identificarlo además porque los tres tienen un rasgo en común: han hecho de lo psicosocial un estilo de vida y de acción, un modo de ser y no solo una corriente de pensamiento o de indagación.
Caracterización
La Psicología Social es un campo de saber especializado en las tramas vinculares humanas. Su tarea específica consiste en dar cuenta de aquello que acontece cuando los seres humanos interactúan o tienen prácticas cotidianas conjuntas. Por ello los ámbitos privilegiados donde desarrolla su intervención el Psicólogo Social son los grupos, las organizaciones y las comunidades.
El abordaje del hombre en las Ciencias Sociales se daba a partir de dos vertientes de pensamiento: una, la corriente individualista (que toma al hombre desde su psiquismo singular: psicología, psicoanálisis, pedagogía), otra, que lo aborda desde la entidad social (sociología, antropología, política, economía)
Luego de estas dos corrientes tanto la sociológica como la individualista es importante señalar que va surgiendo algo en común en ellas y que seria lo especifico de la Psicología Social. Aparece, así, como importante, la interacción humana como algo especifico de la Psicología Social, las relaciones entre los seres humanos en condiciones de interdependencia. Esta idea esta en S. Asch, en su concepto de grupo, está en K. Lewin, en su teoría topológica, está en la Psicología Social marxista.
El campo actual trasciende lo dicho en el campo grupal
En la actualidad definimos el campo de conocimiento de la Psicología Social, como la indagación del nexo fundante entre el orden histórico-social y la subjetividad. Es decir investigar las instituciones que expresan ese orden, las distintas formas de articulación entre los sujetos de esos procesos socio-históricos (lo que incluye a las estructuras vinculares, grupales y organizacionales), y su relación con los procesos psíquicos. Esta especificidad incluye la investigación no sólo de ese orden socio-histórico sino de las distintas mediaciones por las que alcanza eficiencia en la constitución y desarrollo de la subjetividad, en consonancia con la elaboración teórica de Enrique Pichon Rivière que, sustentada en una intensa práctica, concluye en afirmar que el sujeto es la síntesis de sus relaciones sociales, en consecuencia se hace necesario el abordaje a su problemática, en lo que constituyen sus condiciones concretas de existencia.
Hace a la pertinencia de la Psicología Social indagar cómo esa subjetividad así configurada dialécticamente opera en la gestación, sostén y transformación de ese orden social y sus instituciones, en la diversidad de sus formas organizativas.
Toda estructura social se constituye y manifiesta como un entramado de múltiples relaciones y formas organizativas, en ella se desarrolla la vida de los sujetos. En esta diversidad de formas organizativas los procesos de comunicación y sus alternativas, la identificación de las necesidades, el surgimiento de conflictos y la gestación de respuestas a las situaciones de cambio, forman parte de la experiencia actual y cotidiana.
La complejidad propia de la vida social y las relaciones humanas suele generar obstáculos en el desarrollo de las actividades de los sujetos y el logro de sus objetivos. Enfrentamos el Siglo XXI dentro de un vertiginoso proceso de transformación al que marca, un hasta aquí inigualado, desarrollo tecnológico. Este desarrollo y los bienes que produce, tienen a la vez una distribución que ahonda desigualdades sociales históricas.
Estos hechos y las crisis nacionales e internacionales que acompañaron el tránsito del anterior y actual siglo, impactan a los sujetos en sus inserciones sociales y en sus marcos referenciales, planteándoles nuevas exigencias. Jerarquizaríamos entre ellas una mayor eficacia e instrumentación en el aprendizaje, en particular en el despliegue de actitudes y aptitudes que hacen al trabajo colectivo, el pensamiento autónomo y la gestación de nuevos recursos y modelos de relación y tarea.
Nos vemos frente al continuo desarrollo del conocimiento social, sobre la importancia de las relaciones interpersonales, en los procesos de crecimiento en lo comunitario y en el logro de la eficacia en las organizaciones. Se destaca simultáneamente como idea innovadora la promoción del desarrollo de los sujetos y el mejoramiento de la calidad de vida.
Todo esto está íntimamente relacionado con las características de los vínculos interpersonales, de las formas de organización social, de la relación de las personas con sus grupos de pertenencia: familia, trabajo, espacios comunitarios, etc.
La Psicología Social en la Argentina
La Psicología Social reconoce en la Argentina un desarrollo propio centrado en la obra de Enrique Pichón Rivière. Este desarrollo ha llegado a trascender las fronteras, sobre todo en América Latina y México, pero también en Europa e Israel se han establecido Escuelas que siguen el modelo por él formulado. Por otro lado, sus conceptos ya forman parte de las categorías con las que se analiza la realidad social y los postulados de su teoría integran los contenidos de materias de grado en distintas universidades del país y del mundo. El desarrollo de la Psicología Social en la Argentina se verifica también en la existencia de más de un centenar de Escuelas donde se han formado alrededor de diecisiete mil (17000) Psicólogos Sociales.
El horizonte de la búsqueda teórica de Enrique Pichon Rivière (1907-1977) ha sido amplio y heterogéneo pero su metodología ha sido siempre estrictamente dialéctica. Los conceptos son instrumentos de fundamentación de una práctica por ello la necesidad de una Inter. y transdisciplina. En relación a la formación en Psicología Social sostenía “No nos interesa formar excelsos observadores de la realidad sino profesionales capaces de transformarla”.
Enrique Pichon-Rivière, a través de su teoría, basada en una epistemología convergente, inaugura una peculiar manera de abordar la realidad para operar sobre ella, entendiendo que la conducta humana se despliega en los ámbitos psicosocial, sociodinámico, institucional y comunitario. El entrenamiento del profesional formado en esta disciplina lo habilita a facilitar los procesos grupales allí donde el conflicto se presenta, a través de la resolución dialéctica de los mismos.
De ello pueden dar cuenta las diferentes intervenciones que en el ámbito público o privado se han venido desarrollando desde hace cincuenta años, algunas de las cuales forman parte del anexo de esta presentación.
Enrique Pichon-Rivière genera un nuevo campo de saber, cree que el individuo no existe como tal, sino como producto del marco socio-histórico del cual emerge. Pergeña un ECRO (esquema conceptual referencial y operativo), como herramienta para dar cuenta e intervenir metodológicamente en el objeto-campo donde el investigador psicosocial pone su mirada, la pertinencia del método dialéctico como abordaje, sustentado en una praxis, la técnica del grupo operativo como dispositivo multiplicador de saberes, una didáctica de núcleo único.
Hay decenas de Instituciones formativas en la Argentina transmitiendo su pensamiento. Los profesionales formados en su ECRO (desde 1953 a la actualidad) se contabilizan por decenas de miles en la Argentina. (A.Bauleo, A.Fiasché, F.Ulloa, H.Kesselman, C.Fumagalli, O.Bricchetto, A.Quiroga, G. Adamson, M.M. Garcia Vecci, G. Jasiner, L.Schvarstein, H.Fainstein etc.)
Panorama y vigencia de la disciplina
Algunas Escuelas y autores hoy en Psicología Social son:
México: Su Licenciatura en Psicología Social (Universidad Autónomo Metropolitana) tiene más de treinta años.
Psicología Social pichoniana: Margarita Basz, José Perrez
Psicología Política: F.J. Uribe Patiño, María Teresa Acosta, Juana Juarez R. María Irene Silva.
En México también hay una corriente de Teoría Critica (Revista Paideia: Abel Arróniz Muñoz y colaboradores)
Colombia: Grupo de Investigación que articula el ECRO de Pichon Rivière con conceptos del psicoanálisis lacaniano. (Jaime Carmona, Hernando Bernal y Maria Paulina Mejía)
El Salvador: Martín Baró (Psicología Social Comunitaria)
Venezuela: Psicología Social Comunitaria (Maritza Montero, Esther Weinsenfeld)
Francia: S. Moscovici (análisis de minorías y de las representaciones sociales)
España: el construccionismo social de Tomas Ibáñez en Barcelona. Y un movimiento interesante que pugna por una Psicología Social autónoma y comprometida con experiencias con sujetos sociales en una realidad concreta donde se encuentran Amalio Blanco Abarca, J.R.Torregrosa entre muchos otros.
La Psicología Social de Enrique Pichon Rivière tiene extensiones en latinoamérica y el mundo.
Numerosos discípulos lo transmiten en México (Margarita Basz y J. Perrez), Brasil (Marco Velloso), Colombia (Jaime Carmona, César Jaramillo, Ovidio Muñoz), Uruguay (Hugo Monetti) Chile (Horacio Foladori) Italia (A.Bauleo) en España durante los años de dictadura (1976/83) Hernán Kesselman, hasta que regresó a la Argentina.
Síntesis
Lo dicho afecta a todos los sectores que conforman la estructura socio-económica. Entre los aspectos negativos podemos señalar: la destrucción de la familia campesina, la migración a los centros urbanos, con la concomitante creación de bolsones de pobreza, el desempleo y sus devastadores efectos en las distintas franjas etarias, particularmente entre los jóvenes, el incremento de la violencia social y familiar, la deserción escolar, en síntesis: la fragmentación subjetiva y social.
Las condiciones históricas mencionadas han exigido el diseño social de nuevas funciones y roles. Estos son requeridos desde y hacia una práctica que apunte a la comprensión de la realidad social y su incidencia en los sujetos. Para esto es necesario que se movilicen y sostengan dispositivos adecuados para el reconocimiento de necesidades y organización de acciones que impliquen el protagonismo de los distintos sectores de la comunidad en la visualización y resolución de sus problemas.
En estas funciones emergentes, requeridas y legitimadas por una creciente demanda social, se encuentra el análisis y la intervención en los campos grupal, institucional y comunitario. La formación en este análisis e intervención se hace necesaria, ya que en ella se apunta desde una disciplina científica, la Psicología Social, a potenciar la acción y la producción creativa así como la resolución de conflictos de las personas reunidas en diferentes ámbitos y organizaciones, ya sea en el área laboral, de la salud, de la educación, de la familia, el tiempo libre; en síntesis, en todos los ámbitos donde se despliega la actividad humana.
A la vez, las nuevas formas de vida social y las problemáticas emergentes en la misma, redimensionan el lugar del conocimiento de la Psicología Social, no sólo como especialización o como trabajo de expertos, sino también como saber requerido para el desempeño de otras tareas profesionales. Ejemplo de esto son: la abogacía en su actual función de mediación, y los distintos roles que configuran el poder judicial; la medicina en sus aspectos sociales, la arquitectura e ingeniería en lo que hace al hábitat, la ecología, la planificación urbana, así como la docencia en todas sus instancias; la economía en la diversidad de aplicación de sus funciones en la vida social, la informática y sus implicancias en las nuevas formas de comunicación, etc.
El análisis profundo de la situación de crisis y la necesidad de desarrollo social, en nuestro país y en la región, se constituyen en campos de problemáticas agudas. Las soluciones propuestas desde estos campos, se ven a menudo excedidas, tanto desde los distintos sistemas existentes (sistemas de salud, educativo, de asistencia social, etc.) como desde la formación de recursos humanos en esas áreas.
Desde esta perspectiva la construcción de conocimientos debidamente articulados, se constituye en el eje que posibilita la elaboración de respuestas creativas y operativas a las diferentes problemáticas que la situación coyuntural nos planea, hacia un proyecto de transformación que el país y la Región reclaman.

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