APORTACIONES A LA DIDÁCTICA
DE LA PSICOLOGÍA SOCIAL .
El encuadre institucional
Caracterización de la escuela. La escuela de la psicología social se
define como una institución centrada en el aprendizaje y fundamentada en
un esquema conceptual, referencial y operativo en el campo de la
psicología social.
El esquema conceptual, referencial y operativo.
Caracterizamos al ECRO como conjunto organizado de nociones y conceptos
generales, teóricos, referidos a un sector de lo real, a un universo de
discurso, que permite una aproximación instrumental al objeto particular
concreto. Este ECRO y la didáctica que lo vehiculiza, están fundados en
el método dialéctico.
El método dialéctico, por el que se
desarrolla la espiral del conocimiento, implica un tipo de análisis que
–a partir de los hechos fundamentales, las relaciones cotidianas- devela
los principios opuestos, las tendencias contradictorias, fuentes
configuradotas de la dinámica de los procesos.
Este método es el que
permite la producción y el conocimiento de las leyes que rigen la
naturaleza, la sociedad, el pensamiento, tres aspectos de lo real
comprometido en lo que denominamos “hombre en situación”. Con el término
“hombre en situación” intentamos caracterizar un objeto de
conocimiento, en una tarea que reintegre lo fragmentado por un
pensamiento disociante que oscurece las relaciones entre sujeto,
naturaleza y sociedad.
Psicología social. La psicología social a la
que apuntamos se inscribe en una crítica de la vida cotidiana. Abordamos
al sujeto inmerso en sus relaciones cotidianas. Nuestra conciencia de
estas relaciones pierde su trivialidad en la medida en que el
instrumento teórico y su metodología nos permiten indagar la génesis de
los hechos sociales. Coincidimos con la línea abierta por H. Lefèvre,
para quien las ciencias sociales encuentran su realidad en “la
profundidad sin misterios de la vida cotidiana”. La psicología social
que postulamos tiene como objeto el estudio del desarrollo y
transformación de una relación dialéctica, la que se da entre estructura
social y fantasía inconsciente del sujeto, asentada sobre sus
relaciones de necesidad. Dicho de otra manera, la relación entre
estructura social y configuración del mundo interno del sujeto, relación
que es abordada a través de la noción de vínculo.
Para nosotros el
ser humano es un ser de necesidades, que sólo se satisfacen socialmente
en relaciones que lo determinan. El sujeto no es sólo un sujeto
relacionado, es un sujeto producido en una praxis. No hay nada en él que
no sea la resultante de la interacción entre individuos, grupos y
clases.
Si esa relación es el objeto de la psicología social, su
campo operacional privilegiado es el grupo, que permite la indagación
del interjuego entre lo psicosocial (grupo interno) y lo sociodinámico
(grupo externo), a través de la observación de las formas de
interacción, los mecanismos de adjudicación y asunción de roles. El
análisis de las formas de interacción nos permite establecer hipótesis
acerca de sus procesos determinantes.
La psicología social como
disciplina que indaga la interacción en sus dos aspectos, intersubjetivo
(grupo externo) e intrasubjetivo (grupo interno), es significativa,
direccional y operativa. Se orienta hacia una praxis, de donde surge su
carácter instrumental. Su punto de partida es una práctica. La
experiencia de esa práctica, conceptualizada por una crítica y una
autocrítica, realimenta y corrige la teoría mediante mecanismos de
rectificación y ratificación, logrando una objetividad creciente. Se
configura una marcha en espiral sintetizadora para elaborar una
logística y construir una estrategia, que a través de la táctica y la
técnica dé carácter operativo a planificaciones de distinto tipo para
que pueda realizarse el cambio aspirado, que consiste en el desarrollo
pleno de la existencia humana a través de la modificación mutua del
hombre y la naturaleza.
¿Por qué nuestra valoración de la praxis?
Porque sólo ella introduce la inteligibilidad dialéctica en las
relaciones sociales y restablece la coincidencia entre representaciones y
realidad.
Nuestro ECRO es un instrumento interdisciplinario, es
decir, articula aporte de distintas disciplinas, en la medida en que
resulten pertinentes al esclarecimiento del objeto de estudio. Estos
aportes provienen del materialismo dialéctico, el materialismo
histórico, el psicoanálisis, la semiología y las contribuciones de
quienes han trabajado en una interpretación totalizadora en las
relaciones entre estructura socioeconómica y vida psíquica. A partir de
esos aportes se puede construir una psicología que ubique el problema en
sus premisas adecuadas.
La didáctica. La didáctica que postulamos
emerge del campo mismo de la psicología social. Señalamos con esto que
reformularemos su metodología para operar en el campo del aprendizaje a
partir de las contribuciones que la psicología social hace a la
comprensión del proceso de aprendizaje.
Denominamos didáctica a la
estrategia destinada no sólo a comunicar conocimientos (tarea
informativa) sino básicamente a desarrollar aptitudes y modificar
actitudes (tarea formativa). La articulación de lo informativo y
formativo se cumple en la construcción de un instrumento: ECRO, que
ubique al sujeto en el campo (lo referencial), le permita abordarlo a
partir de elementos conceptuales, comprenderlo y operar sobre él
mediante las técnicas adecuadas. Esta “situación” en el campo y el
pensar y operar sobre él implica la necesidad no sólo de manejo teórico
sino de la elaboración de las ansiedades emergentes en toda situación de
cambio.
En esto consiste el oficio del psicólogo social, objeto de
nuestra formación. Nuestra didáctica puede ser caracterizada como de
núcleo básico, interdisciplinaria y grupal, instrumental y operacional.
Aclaremos el significado de estos términos.
Núcleo básico. Según la
hipótesis de los investigadores en el campo de la educación de adultos,
la transmisión de conceptos universales, fundamentos de cada disciplina
específica, permite acelerar el proceso de aprendizaje, a la vez que
hace posible mayor profundidad y operatividad en el conocimiento. El
núcleo básico está constituido por esos conceptos universales y el
aprendizaje va de lo general a lo particular.
Interdisciplinaria y
grupal. Lo interdisciplinario está aquí considerado en dos niveles; uno
ya ha sido mencionado y estaría dado por los aportes que de distintas
disciplinas se integran en el ECRO, en la medida en que resultan
pertinentes al esclarecimiento del objeto de estudio.
El otro
sentido de lo interdisciplinario estaría relacionado con el sentido de
la búsqueda de la mayor heterogeneidad posible en términos de edad,
actividad, formación, sexo, en la composición de los grupos que deberán
reelaborar la información.
La heterogeneidad permite que cada
miembro del grupo aborde la información recibida en común, aportando un
enfoque y un conocimiento vinculados con sus experiencias, estudios y
tareas. En un primer momento del itinerario del grupo se da una
fragmentación del objeto de conocimiento, por las distintas modalidades
de impacto y de receptividad frete al mismo. Esta heterogeneidad de
enfoques y aportes debe conjugarse, alterándose funcionalmente,
complementándose, hasta llegar a una integración o construcción
enriquecida del objeto de estudio.
La heterogeneidad apunta
básicamente a la ruptura de los estereotipos en la modalidad de
aproximación al objeto de conocimiento, estereotipos que, por carencia
de confrontación, suelen potenciarse en los grupos homogéneos. Sobre
esta fundamentación formulamos la regla “a mayor heterogeneidad de los
miembros, heterogeneidad adquirida a través de la diferenciación de
roles desde los cuales cada miembro aporta al grupo su bagaje de
experiencias y conocimientos y una mayor homogeneidad en la tarea
lograda por la sumación de información (pertinencia), el grupo adquiere
una productividad mayor (aprendizaje)”.
En síntesis, la posibilidad
de una didáctica interdisciplinaria se apoya en la preexistencia en cada
uno de nosotros de un esquema referencial.
Estos esquemas y modelos
internos se confrontan y modifican en la situación grupal,
configurándose a través de la tarea un nuevo esquema referencial que
emerge de la producción del grupo.
Instrumental y operacional. Como
estrategia de formación en psicología social tomamos como punto de
partida la ubicación del sujeto, su inserción en un campo específico (la
situación grupal). Esto le permite vivir una experiencia de campo a la
vez que lo dota progresivamente de herramientas teóricas para comprender
su propia inserción, las características del campo y los recursos
técnicos para operar sobre él.
Esta inserción en el campo grupal y
la instrumentación técnica deben ser paulatinamente extendidas a otros
campos de la operación de la psicología social (institucional y
comunitario).
La noción de aprendizaje. Está sustentada en una
didáctica que lo caracteriza como la apropiación instrumental de la
realidad, para modificarla. La noción de aprendizaje se vincula
íntimamente con el criterio de adaptación activa a la realidad, a través
de lo cual se explicita la ideología que sustenta esta institución.
Entendemos por adopción activa, aprendizaje de lo real, la relación
dialéctica mutuamente modificante y enriquecedora entre sujeto y medio.
Aprender a realizar una lectura de la realidad, lectura coherente, no
aceptación acrítica de normas y valores. Por el contrario, apuntamos a
una lectura que implique capacidad de evaluación y creatividad
(transformación de lo real).
Esta concepción del aprendizaje como
praxis, como relación dialéctica, nos lleva necesariamente a postular
que el enseñar y el aprender constituyen una unidad, que debe darse como
proceso unitario, como continua y dialéctica experiencia de aprendizaje
en la cual el rol docente y el rol alumno son funcionales y
complementarios.
Nuestro instrumento de trabajo. El grupo operativo.
Supuestos teóricos.
Hemos adoptado como instrumento primordial de trabajo y de tarea e
indagación la técnica operativa del grupo, partiendo de la hipótesis de
que el grupo es una estructura básica de interacción, lo que la
convierte de hecho en unidad básica de trabajo e investigación.
Definimos al grupo como el conjunto restringido de personas, ligadas
entre sí por constantes de tiempo y espacio y articuladas por su mutua
representación interna, que se propone en forma explícita o implícita
una tarea que constituye su finalidad.
Los conjuntos sociales se
organizan en unidades para alcanzar mayor seguridad y productividad. La
unidad grupal tiene en muchos casos la característica de una situación
espontánea. Pero los elementos de ese campo grupal pueden ser a la vez
organizados. Queremos decir con esto que la interacción puede ser
regulada para potenciarla, para hacerla eficaz en vista a su objetivo.
Esto es lo que se denomina planificación. Nace así la técnica operativa
que apunta a instrumentar la acción grupal.
La técnica operativa.
Esta técnica se caracteriza por estar centrada en la tarea: es decir que
privilegia la tarea grupal, la marcha hacia el logro de sus objetivos.
Toda situación de aprendizaje, haciendo extensiva la noción de
situación de aprendizaje a todo proceso de interacción, a todo tipo de
manipuleo o apropiación de lo real, a todo intento de respuesta
coherente y significativa a las demandas de la realidad (adaptación),
genera en los sujetos dos miedos básicos, dos ansiedades básicas que
hemos caracterizado como el miedo a la pérdida y el miedo al ataque: a)
Miedo a la pérdida del equilibrio ya logrado en la situación anterior, y
B) Miedo al ataque en la nueva situación en la que el sujeto no se
siente adecuadamente instrumentado. Ambos miedos que coexisten y
cooperan configuran, cuando su monto aumenta, la ansiedad ante el
cambio, generadora de resistencia al cambio.
Dicha resistencia al
cambio se expresa en términos de dificultades en la comunicación y el
aprendizaje. El desarrollo del grupo se ve obstaculizado por la
presencia del estereotipo en el pensamiento y la acción grupal. La
rigidez y el estereotipo constituyen el punto de ataque principal.
Allí se centra la tarea que se realiza mediante el abordaje y la
resolución de los miedos básicos en un trabajo compartido de
esclarecimiento grupal.
Este esclarecimiento implica el análisis, en
el “aquí y ahora” de la situación grupal, de los fenómenos de
interacción, los procesos de adjudicación y asunción de roles, las
formas de la comunicación, en relación con las fantasías que generan
esas formas de interacción; los vínculos entre los integrantes, los
modelos internos que orientan la acción (grupo interno) y los objetivos y
tarea prescripta del grupo.
Un paso importante en este proceso de
esclarecimiento, de aprender a pensar, es un trabajo orientado hacia la
reducción del índice de ambigüedad grupal por la resolución dialéctica
de las contradicciones internas al grupo, que toman la forma de dilema,
paralizando la tarea a través del enfrentamiento entre individuos o
subgrupos. La situación dilemática esteriliza el trabajo grupal y opera
como defensa ante la situación de cambio.
El análisis sistemático de
las contradicciones (análisis dialéctico) constituye la tarea central
del grupo. Este análisis apunta básicamente a indagar la infraestructura
inconsciente de las ideologías que se ponen en juego en la interacción
grupal. Estas ideologías, sistemas de representaciones con gran carga
emocional, suelen no formar ni en cada sujeto ni en cada unidad grupal,
un núcleo coherente. La coexistencia interna al grupo y al sujeto de
ideologías del signo contrario determina distintos momentos de
ambigüedad que se manifiestan como contradicción y estancamiento de la
producción grupal (estereotipia). La técnica operativa apunta a que el
grupo constituya un ECRO de carácter dialéctico, donde las
contradicciones relativas al campo de trabajo deben referirse al campo
mismo de la tarea grupal (praxis).
Itinerario del grupo y relaciones
cotidianas. Cuando la técnica operativa se aplica a un grupo centrado
en el aprendizaje –en este caso particular, en el aprendizaje de la
psicología social- éste parte del análisis de las situaciones cotidianas
para alcanzar, en sucesivos momentos de comprensión, un conocimiento
objetivo.
El grupo operativo es la primera instancia de aporte d lo
cotidiano. En él tienden a reproducirse relaciones cotidianas, los
vínculos que ponen en juego modelos internos. El encuadre o la técnica
operativa del grupo (conjunto de constantes metodológicas que permiten
la comprensión de un proceso) facilitan, a través de la confrontación de
esos modelos internos en una nueva situación de interacción, y en el
análisis de sus condiciones de producción, la comprensión de las pautas
sociales internalizadas que generan y organizan las formas observables
de interacción.
El acontecer del grupo centra así la investigación
del aprendiz de la psicología social en el fenómeno universal de la
interacción, de donde surge el reconocimiento de sí y del otro en un
diálogo y un intercambio permanentes que sigue una trayectoria en
espiral.
La información –la herramienta teórica- debe ser abordada
desde lo cotidiano para hacerlo comprensible, para dar valor de uso a
esa herramienta teórica en una praxis.
De allí que insistamos en la
importancia de partir del análisis de las llamadas fuentes cotidianas
“vulgares” del esquema referencial.
La técnica operativa del grupo,
sean cuales fueren los objetivos que en el grupo se propongan
(diagnóstico institucional, aprendizaje, creación artística,
planificación, etc.), tiene por finalidad que sus integrantes aprendan a
pensar en una coparticipación del objeto de conocimiento, entendiendo
que pensamiento y conocimiento no son hechos individuales sino
producciones sociales. El conjunto de integrantes como totalidad aborda
las dificultades que se presentan en cada momento de la tarea logrando
situaciones de esclarecimiento, movilizando estructuras estereotipadas
que operan como obstáculo para la comunicación y el aprendizaje y que se
generan como técnica de control de la ansiedad ante el cambio.
La
tarea del coordinador. El coordinador mantiene con el grupo una relación
asimétrica, requerida por su rol específico: el co-pensor. Su tarea
consiste en reflexionar con el grupo acerca de la relación que los
integrantes del mismo establecen entre sí y con la tarea prescripta.
Cuenta con dos herramientas: el señalamiento que opera sobre lo
explícito y la interpretación que es una hipótesis acerca del acontecer
implícito que tiende a explicitar hechos o procesos grupales que no
aparecen como manifiestos a los integrantes del grupo, y que funcionan
como obstáculo para el logro del objetivo grupal.
El equipo de
coordinación, integrado por coordinador y observador, cada uno desde su
rol específico y a partir de un ECRO que le permite la comprensión de
las leyes estructurantes del proceso grupal, detecta las situaciones
significativas (emergentes) que desde lo explícito remiten como signo a
formas implícitas de interacción. La interpretación se incluye como
herramienta en la técnica del grupo operativo en la medida que permite
la explicitación de lo implícito.
¿Qué sentido tiene esta
explicitación? La dialéctica grupal consiste en una relación entre
procesos implícitos y acontecer explícito, entre lo manifiesto y lo
latente. La interpretación se incluye en esta dialéctica aportando al
campo de información que permite el autoconocimiento grupal, lo que
genera nuevas formas interactivas. La interpretación operativa modifica
el campo grupal, permite a partir del autoconocimiento la
re-estructuración de las relaciones entre los miembros y con la tarea.
Opera en el campo del obstáculo a fin de mostrarlo para lograr una
re-organización grupal que permita elaborarlo. El obstáculo puede estar
dado e el proceso de aprehensión del objeto, en la red de comunicación,
etc. La interpretación incluye explícita o implícitamente un criterio de
realidad o esquema referencial, a partir del cual se analiza la
situación del grupo.
El valor de la interpretación está dado por la
operatividad, es decir, su función reestructurante con vistas al
objetivo del grupo. La interpretación consiste en la decodificación del
sentido de lo emergente.
Es un aporte de significados al grupo.
El esquema de evaluación. La constatación sistemática de ciertos
procesos grupales nos ha permitido construir un modelo que recoge
distintas formas de interacción grupal. Este modelo denominado esquema
del cono invertido constituye nuestro instrumento de evaluación en la
tarea grupal.
Los vectores de esa categorización incluyen: los
procesos de afiliación, pertenencia, cooperación, pertinencia,
comunicación, aprendizaje, telé, actitud ante el cambio y capacidad de
planificación.
La situación central a evaluar y en la que convergen
los distintos vectores de análisis es la actitud ante el cambio, que se
modifica en términos de incremento o resolución de los miedos básicos,
generadores de estereotipo.
A quiénes está dirigida la escuela e
psicología social. La escuela está abierta a todos aquellos que, sean
cuales fueren sus estudios y formación previa, se interesen en realizar
un aprendizaje centrado en al comprensión de los fenómenos de
interacción y el análisis del proceso social, particularmente lo que
hace a la relación entre la estructura social y la vida psíquica.
Campo de acción de la psicología social. La psicología social, como
disciplina y herramienta técnica, instrumenta para el abordaje,
indagación, diagnóstico, planificación y operación en los distintos
ámbitos en los que se cumplen los procesos de interacción. Estos
ámbitos, caracterizados como el ámbito grupal, institucional y
comunitario, pueden ser abordados desde un esquema conceptual común,
pero presentan variables específicas que requieren manejo técnico
diferenciado”.
Introducción
La Psicología Social es una
disciplina que nace en la modernidad, cuando el desarrollo
socio-histórico pone en primer plano en el análisis filosófico (Hegel,
Comte) y científico (Durkheim), las problemáticas de la historia, el
hombre y la sociedad.
Los grandes movimientos sociales (guerras,
revoluciones, evolución en las formas de producción y en las
instituciones), generaron interrogantes y desarrollos que han sustentado
la constitución de un corpus disciplinar. Podríamos mencionar entre
ellos, las reflexiones de Freud acerca de la Psicología de las masas;
los desarrollos acerca de la grupalidad, del prejuicio y las
modificaciones de conducta elaborado por Kurt Lewin; la indagación de
procesos como los los prejuicios y el rumor, llevados adelante por
Adorno y Allport.
El debate acerca del mundo globalizado es y será,
la gran problemática del siglo que comienza. El mapa social del mundo ha
incorporado un variopinto paisaje cuyos efectos estamos aún lejos de
predecir. Los grandes desplazamientos de poblaciones de una parte del
mundo hacia otra, la transculturación y las comunidades interculturales,
la emigración, la marginalidad y la pobreza; la xenofobia, el problema
del ocio y el de la ancianidad; los nuevos mercados laborales
expulsivos, la aristocracia tecnológica y los graves problemas
ecológicos conforman una nueva realidad que plantean problemáticas de
interrelación que no pueden catalogadas como patológicas.
Nos
encontramos frente a rupturas de las tramas vinculares que han venido
sosteniendo una identidad y un proyecto de vida individual y familiar
creando condiciones cotidianas de incertidumbre. El sujeto de la era
globalizada, como producto de esas rupturas, es un sujeto en crisis.
Necesita por lo tanto reconstruir su esquema referencial (sus modelos de
pensar, sentir y hacer en el mundo) y encontrar-producir un nuevo
tejido social que los albergue, sostenga y posibilite reencontrar un
proyecto de vida y una razón para vivir.
Para enfrentar estas
problemáticas se necesitan profesionales formados en un marco
referencial teórico, metodológico y técnico que visibilice y opere en
las tramas y redes vinculares y sean capaces de reconstituir el tejido
social teniendo en cuenta tanto la lógica del contexto como las
vicisitudes subjetivas frente al cambio. Este profesional es el
Psicólogo Social y la disciplina que lo sustenta es la Psicología
Social.
Pero además del “territorio” específico de la Psicología
Social, es importante señalar que se trata también de un “enfoque”, una
perspectiva diferente al de la Psicología, Sociología, Antropología etc.
Lo que los Psicólogos Sociales tienen en común “no son temas o tópicos
de interés común sino un estilo de examinar la conducta y un conjunto de
objetivos que llevan a ese análisis (…) La Psicología social es una
perspectiva o una filosofía sobre la interacción humana. No es
actitudes, ni agresión, ni siquiera interacción, es un proceso y como
tal, no puede girar sobre algo (Jeffrey Goldstein Social Psychology.
Nueva York. Academia Press 1980)
Antecedentes históricos
La
historia de la Psicología Social se podría remontar a la historia del
pensamiento humano si pensamos en las reflexiones que produjeron los
seres humanos acerca de su organización social y política. Así
podríamos situar el origen del pensamiento psicosocial en la antigua
Grecia, por ejemplo, en la Republica de Platón o en Aristóteles,
especialmente en su Retórica. O en los inicios de la Modernidad, con
Maquiavelo.
Pero elegimos comenzar la historia de la Psicología
Social rastreándola en pensadores que de manera mas sistemática y
consciente buscaron aportar a la reflexión de un campo relacional o al
análisis de producciones sociales.
Por ello situamos el nacimiento de la Psicología Social en el siglo XIX.
Todas las Ciencias Sociales surgen en el siglo XIX. La Psicología
Social nace simultáneamente junto a la Sociología, el Psicoanálisis, la
Antropología etc..
Una larga tradición de la disciplina dio origen, a
lo largo del siglo XX, a innumerables corrientes teóricas de las que
daremos cuenta mas adelante.
Como gran parte de las ciencias
sociales, la Psicología Social también tiene su centro de tensión que
comprende la vieja discusión entre teoría y práctica. El poner el acento
en uno u otro campo metodológico presupone una toma de posición
epistemológica que implica, a su vez, una determinada concepción acerca
de la dimensión psicosocial, del conocimiento científico y los objetivos
a los que debe direccionarse la investigación o intervención
profesional.
Estas concepciones metodológicas opuestas reconocen:
Una Psicología Social que tiene un objetivo académico y de producción conceptual
Una Psicología Social que promueve una indagación-acción y que tiene
como objetivo incidir en una realidad social y promover una praxis.
El psiquiatra, psicoanalista y creador de la psicología social
Argentina, Dr. Enrique Pichon Rivière (1907-1977), distingue estas dos
orientaciones: “Una, la psicología social académica, preocupada solo por
las problemáticas de las técnicas que se siente paralizada frente a su
responsabilidad de realizar una síntesis de teoría y practica. La otra,
la praxis, de donde surge el carácter instrumental y operacional en su
sentido más real, que no se resuelve en un circulo cerrado, sino en una
continua realimentación de la teoría, a través de su confrontación en la
practica y viceversa”.
Desde ya, Pichon Rivière adscribe a esta
segunda tendencia, por lo que define a la Psicología Social como “la
ciencia de las interacciones orientada hacia un cambio social”. “De no
ser así no tiene sentido y todos sus esfuerzos concluirán en un
sentimiento de impotentización como resultante de las contradicciones
acerca de su aspecto operacional.”
Estas concepciones casi opuestas
sobre la disciplina hablan, sin duda, de concepciones opuestas sobre el
mundo; o si se quiere, del lugar desde donde se mira al mundo.
Las
corrientes academicistas tienen su arraigo y desarrollo fundamentalmente
en EEUU. En cambio, la práctica “intervencionista” tiene su mayor
despliegue en Latinoamérica. De todos modos la posición de Pichon
Rivière debe entendérsela no como una critica a la producción de saber
sino como una critica alas investigaciones experimentalistas propias del
método positivista que promueve experiencias de laboratorios y no la
indagación-acción con sujetos concretos en sus condiciones concretas de
existencia.
En la emergencia latinoamericana hacer teoría, o
realizar investigaciones para desarrollar conocimientos teniendo como
referente solamente los criterios científicos, es una elección ética
difícil de sostener.
Las condiciones socioeconómicas y la injusta
distribución de los bienes (económicos, culturales, de salud, educación
etc.) entre su población brindan un panorama de inequidad que obliga a
dejar posiciones contemplativas e incita a los intelectuales a la acción
transformadora.
En este contexto, la praxis pichoniana no es una
mera elección metodológica sino una toma de posición ética e ideológica.
Un compromiso con el cambio. El cambio hacia una sociedad más
equitativa.
Sin pretender caer en clasificaciones exhaustivas
rescataremos algunas perspectivas que han construido corrientes de
pensamientos importantes en la Psicología Social, muchas de las cuales,
son aun, vigentes.
Desde su nacimiento son distinguibles dos
perspectivas en el desarrollo de la Psicología Social: la corriente
sociológica y la individualista , en su desarrollo conceptual fueron
emergiendo otras corrientes.
Hay una corriente muy fructífera en
Psicología Social que plantea al mundo social como una escena y a los
seres humanos ocupando determinados roles en dicha escena. También es
una posición teórica que marca la dependencia del individuo respecto a
la sociedad.
Robert K. Merton (1964): es un representante del
funcionalismo estructural. Plantea que en la situación social el ser
humano desempeña un conjunto de papeles ya que cada individuo desarrolla
varios niveles de interacción y de relaciones sociales. Los roles
permiten que el comportamiento humano sea previsible. De allí la
importancia de las expectativas y los valores.
Numerosos autores
como Eugene Hartley y Ruth Hartley, Bruce Biddle, Edwin Thomas Ralph
Dahrendorf son algunos de los autores que a partir de los años 50 han
desarrollado conceptos importantes como status y posición de rol, los
grupos de referencia, las normas de conducta y las expectativas de
conducta, contexto, aprendizaje etc.
Merece un apartado el gran
Theodor Newcom (1951) quien enuncia la doble perspectiva necesaria en el
concepto de rol: por un lado la prescripción social hacia un rol
determinado pero por otra el individuo particular que no exento de
libertad, lo lleva a la acción.
Para ello postula junto al rol social la unidad de motivación, ambos dan lugar a la conducta de rol.
Para Mead el ser es en primer lugar un ser social que vive en un
proceso inexorable de interacción, de comunicación a través de símbolos
que poseen toda la carga cultural de significados y valores. La
conciencia individual es la adopción de las actitudes de otros
significativos hacia uno mismo. Plantea así el concepto de rol taking.
El ser humano se convierte en si mismo a través de los demás. El ser
humano es fundamentalmente un creador de signos y de significaciones que
comparte con otros.
Otro autor muy importante en relación al
interaccionismo simbólico es Arnold Rose (1982). Este autor sostiene que
si bien la sociedad tiene una primacía por sobre el individuo ello no
es sinónimo de un determinismo social. Es indudable que existen patrones
y expectativas culturales que pautan conductas universales pero plantea
que existe una distancia de rol que implica una cierto margen de
libertad a la hora de asumir y llevar a ala acción el rol. Incluso hay
sociedades que esperan un cierto nivel de innovación y cambio en
relación a los roles sociales.
Una destacada línea de pensamiento es la Psicología Social dialéctica.
En esta corriente de pensamiento es indudable la influencia de Carlos
Marx, sobre todo en relación a la concepción de un sujeto social, la
noción de conciencia y alineación, el concepto de necesidad y el papel o
rol del hombre en la historia. Pero por sobre todo por su metodología
dialéctica materialista.
Marx plantea a este ser social en
condiciones materiales de existencia y en ello es fundamental el trabajo
o sea el lugar social que ocupa en el proceso de producción. Pero este
hombre no solo esta condicionado por el lugar que ocupa en la
estructura productiva y en las relaciones de producción en la que esta
inserto sino que también es un ser que actúa, capaz de transformar y
cambiar su conciencia de clase y sus condiciones de existencia. Marx
expresa así su concepción del hombre:
“El modo de producción de la
vida material condiciona el proceso de la vida social, política y
espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina
su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su
conciencia”
Podemos ubicar en esta corriente dialéctica de
pensamiento a Eric Fromm miembro de la Escuela Critica de Frankfurt
quien escribió en 1955 “Psicoanálisis de la sociedad contemporánea” Allí
llama la atención de las perturbaciones psicológicas que provienen de
un modo capitalista de producción, una sociedad industrial tendiente al
consumo alienado.
León Rappaport en los años 70 postula que una
psicología social dialéctica debe ocuparse de las personas y los grupos
como productos de circunstancias históricas cambiantes. Las personas
deben ser entendidas en procesos contradictorios y a partir de
conflictos e internos y otros productos de sus relaciones con el
ambiente. La Psicología social debe extender su comprensión a la
complejidad de la lógica de la vida cotidiana. Para este autor juegan un
papel fundamental la ideología que impera en el desarrollo del
conocimiento y en la elaboración de teorías acerca del comportamiento
humano. El científico social no puede ser solo un observador de la
sociedad donde pertenece sino que debe posicionarse como un participante
activo del orden social y cultural. Señala la actividad como vinculo
fundamental con el mundo social.
Keneth Gergen en 1973 escribe un
artículo que titula Social Psychology as History. Allí postula que hay
una diferencia radical entre la psicología Social y las Ciencias
naturales. La Psicología social es una empresa historia ya que no se
pueden establecer principios generales sobre la interacción humana ya
que ésta cambia constantemente a partir de procesos históricos también
cambiantes. Plantea que el psicólogo social esta incluido en el campo
que investiga. Su subjetividad estará presente tanto en el objeto de su
investigación como en el método utilizado y las maneras de percibir e
interpretar el fenómeno que indaga. Si se indagan las líneas de
desarrollo de la Psicología Social se descubrirá la influencia histórica
sobre los temas que se han elegido para investigar y de los desarrollos
teóricos y metodológicos. Ya mencionamos la influencia del pensamiento
pragmático, positivista y capitalista en las investigaciones
norteamericanas. En ese sentido K.Gergen es un profundo crítico al
método positivista en Psicología Social.
Ignacio Martín Baró: en los
años 80 y desde una posición materialista histórica ha llamado la
atención de la poca relación que la Psicología Social clásica tiene
respecto de las problemáticas latinoamericanas. Sostiene que los
problemas que abordan las investigaciones y los textos de Psicología
Social son los problemas de un país como el norteamericano, que es
centro de poder y que busca afianzarse en el campo científico
estadounidense.
Es Marianthi Georgoudi (1983) quien señala que una Psicología Social dialéctica debe tener en cuenta ciertas premisas:
1. la tensión dialéctica entre el sujeto y el contexto social en que
vive. El comportamiento humano es un fenómeno psicosocial concreto que
acontece en la vida cotidiana cargado de significación histórica pero
direccionado hacia el futuro y en constante cambio.
2. La relación
sujeto sociedad es una relación en constante proceso de transformación.
No hay una separación sino una unión de contrarios entre el individuo y
la sociedad entre la ciencia y la historia entre la ciencia y la
sociedad.
3. Este autor sostiene que la experimentación no es un
método que pueda dar cuenta de la dialéctica de la realidad humana
concreta ya que aunque en muchos aspectos puede ser de valor es
sumamente restrictiva como método ya que no puede acceder a la
complejidad de los múltiples factores que actúan en el mundo social.
Para abordar la realidad social son necesarias metodologías
cualitativas.
4. No hay independencia del investigador científico, este forma parte de su cultura con sus valores, su ideología etc.
5. La interrelación entre la teoría y la práctica.
Si bien no se declaran explícitamente dialécticos consideramos justo
incluir en una perspectiva dialéctica tanto a Kurt Lewin como a George
Mead.
En el espacio vital, concepto de K. Lewin, encontramos la
interdependencia entre la Persona y el Ambiente. Para comprender al
comportamiento humano es necesario considerar esa trilogía dialéctica:
Ambiente, Persona y Conducta. Kurt Lewin sostuvo que la dinámica de un
proceso siempre debe ser entendida como la relación de un individuo
concreto en una situación concreta.
Para K. Lewin las partes, los
elementos no existen aisladamente sino organizados en unidades totales
que están interrelacionadas dinámicamente o sea que cambian.
En
relación a George Mead, es explicita su formación en la dialéctica
hegeliana. Para este autor la persona no puede existir sin la sociedad
pero a su vez la sociedad solamente puede ser definida como un conjunto
de personas en interacción. El individuo y la sociedad se remiten el
uno al otro en una interacción constante.
De esta incompleta
síntesis de las corrientes de pensamiento en Psicología Social quisimos
culminar con estos dos autores: George Mead y Kurt Lewin. Son dos
pensadores que fundaron dos modos potentes de pensar la Psicología
Social. Enrique Pichon Rivière siempre reconoció su deuda teórica
fundamentalmente en estos dos autores y con quienes es posible
identificarlo además porque los tres tienen un rasgo en común: han hecho
de lo psicosocial un estilo de vida y de acción, un modo de ser y no
solo una corriente de pensamiento o de indagación.
Caracterización
La Psicología Social es un campo de saber especializado en las tramas
vinculares humanas. Su tarea específica consiste en dar cuenta de
aquello que acontece cuando los seres humanos interactúan o tienen
prácticas cotidianas conjuntas. Por ello los ámbitos privilegiados donde
desarrolla su intervención el Psicólogo Social son los grupos, las
organizaciones y las comunidades.
El abordaje del hombre en las
Ciencias Sociales se daba a partir de dos vertientes de pensamiento:
una, la corriente individualista (que toma al hombre desde su psiquismo
singular: psicología, psicoanálisis, pedagogía), otra, que lo aborda
desde la entidad social (sociología, antropología, política, economía)
Luego de estas dos corrientes tanto la sociológica como la
individualista es importante señalar que va surgiendo algo en común en
ellas y que seria lo especifico de la Psicología Social. Aparece, así,
como importante, la interacción humana como algo especifico de la
Psicología Social, las relaciones entre los seres humanos en
condiciones de interdependencia. Esta idea esta en S. Asch, en su
concepto de grupo, está en K. Lewin, en su teoría topológica, está en la
Psicología Social marxista.
El campo actual trasciende lo dicho en el campo grupal
En la actualidad definimos el campo de conocimiento de la Psicología
Social, como la indagación del nexo fundante entre el orden
histórico-social y la subjetividad. Es decir investigar las
instituciones que expresan ese orden, las distintas formas de
articulación entre los sujetos de esos procesos socio-históricos (lo que
incluye a las estructuras vinculares, grupales y organizacionales), y
su relación con los procesos psíquicos. Esta especificidad incluye la
investigación no sólo de ese orden socio-histórico sino de las distintas
mediaciones por las que alcanza eficiencia en la constitución y
desarrollo de la subjetividad, en consonancia con la elaboración teórica
de Enrique Pichon Rivière que, sustentada en una intensa práctica,
concluye en afirmar que el sujeto es la síntesis de sus relaciones
sociales, en consecuencia se hace necesario el abordaje a su
problemática, en lo que constituyen sus condiciones concretas de
existencia.
Hace a la pertinencia de la Psicología Social indagar
cómo esa subjetividad así configurada dialécticamente opera en la
gestación, sostén y transformación de ese orden social y sus
instituciones, en la diversidad de sus formas organizativas.
Toda
estructura social se constituye y manifiesta como un entramado de
múltiples relaciones y formas organizativas, en ella se desarrolla la
vida de los sujetos. En esta diversidad de formas organizativas los
procesos de comunicación y sus alternativas, la identificación de las
necesidades, el surgimiento de conflictos y la gestación de respuestas a
las situaciones de cambio, forman parte de la experiencia actual y
cotidiana.
La complejidad propia de la vida social y las relaciones
humanas suele generar obstáculos en el desarrollo de las actividades de
los sujetos y el logro de sus objetivos. Enfrentamos el Siglo XXI dentro
de un vertiginoso proceso de transformación al que marca, un hasta aquí
inigualado, desarrollo tecnológico. Este desarrollo y los bienes que
produce, tienen a la vez una distribución que ahonda desigualdades
sociales históricas.
Estos hechos y las crisis nacionales e
internacionales que acompañaron el tránsito del anterior y actual siglo,
impactan a los sujetos en sus inserciones sociales y en sus marcos
referenciales, planteándoles nuevas exigencias. Jerarquizaríamos entre
ellas una mayor eficacia e instrumentación en el aprendizaje, en
particular en el despliegue de actitudes y aptitudes que hacen al
trabajo colectivo, el pensamiento autónomo y la gestación de nuevos
recursos y modelos de relación y tarea.
Nos vemos frente al continuo
desarrollo del conocimiento social, sobre la importancia de las
relaciones interpersonales, en los procesos de crecimiento en lo
comunitario y en el logro de la eficacia en las organizaciones. Se
destaca simultáneamente como idea innovadora la promoción del desarrollo
de los sujetos y el mejoramiento de la calidad de vida.
Todo esto
está íntimamente relacionado con las características de los vínculos
interpersonales, de las formas de organización social, de la relación de
las personas con sus grupos de pertenencia: familia, trabajo, espacios
comunitarios, etc.
La Psicología Social en la Argentina
La
Psicología Social reconoce en la Argentina un desarrollo propio centrado
en la obra de Enrique Pichón Rivière. Este desarrollo ha llegado a
trascender las fronteras, sobre todo en América Latina y México, pero
también en Europa e Israel se han establecido Escuelas que siguen el
modelo por él formulado. Por otro lado, sus conceptos ya forman parte de
las categorías con las que se analiza la realidad social y los
postulados de su teoría integran los contenidos de materias de grado en
distintas universidades del país y del mundo. El desarrollo de la
Psicología Social en la Argentina se verifica también en la existencia
de más de un centenar de Escuelas donde se han formado alrededor de
diecisiete mil (17000) Psicólogos Sociales.
El horizonte de la
búsqueda teórica de Enrique Pichon Rivière (1907-1977) ha sido amplio y
heterogéneo pero su metodología ha sido siempre estrictamente
dialéctica. Los conceptos son instrumentos de fundamentación de una
práctica por ello la necesidad de una Inter. y transdisciplina. En
relación a la formación en Psicología Social sostenía “No nos interesa
formar excelsos observadores de la realidad sino profesionales capaces
de transformarla”.
Enrique Pichon-Rivière, a través de su teoría,
basada en una epistemología convergente, inaugura una peculiar manera de
abordar la realidad para operar sobre ella, entendiendo que la
conducta humana se despliega en los ámbitos psicosocial, sociodinámico,
institucional y comunitario. El entrenamiento del profesional formado
en esta disciplina lo habilita a facilitar los procesos grupales allí
donde el conflicto se presenta, a través de la resolución dialéctica de
los mismos.
De ello pueden dar cuenta las diferentes intervenciones
que en el ámbito público o privado se han venido desarrollando desde
hace cincuenta años, algunas de las cuales forman parte del anexo de
esta presentación.
Enrique Pichon-Rivière genera un nuevo campo de
saber, cree que el individuo no existe como tal, sino como producto del
marco socio-histórico del cual emerge. Pergeña un ECRO (esquema
conceptual referencial y operativo), como herramienta para dar cuenta e
intervenir metodológicamente en el objeto-campo donde el investigador
psicosocial pone su mirada, la pertinencia del método dialéctico como
abordaje, sustentado en una praxis, la técnica del grupo operativo como
dispositivo multiplicador de saberes, una didáctica de núcleo único.
Hay decenas de Instituciones formativas en la Argentina transmitiendo
su pensamiento. Los profesionales formados en su ECRO (desde 1953 a la
actualidad) se contabilizan por decenas de miles en la Argentina.
(A.Bauleo, A.Fiasché, F.Ulloa, H.Kesselman, C.Fumagalli, O.Bricchetto,
A.Quiroga, G. Adamson, M.M. Garcia Vecci, G. Jasiner, L.Schvarstein,
H.Fainstein etc.)
Panorama y vigencia de la disciplina
Algunas Escuelas y autores hoy en Psicología Social son:
México: Su Licenciatura en Psicología Social (Universidad Autónomo Metropolitana) tiene más de treinta años.
Psicología Social pichoniana: Margarita Basz, José Perrez
Psicología Política: F.J. Uribe Patiño, María Teresa Acosta, Juana Juarez R. María Irene Silva.
En México también hay una corriente de Teoría Critica (Revista Paideia: Abel Arróniz Muñoz y colaboradores)
Colombia: Grupo de Investigación que articula el ECRO de Pichon Rivière
con conceptos del psicoanálisis lacaniano. (Jaime Carmona, Hernando
Bernal y Maria Paulina Mejía)
El Salvador: Martín Baró (Psicología Social Comunitaria)
Venezuela: Psicología Social Comunitaria (Maritza Montero, Esther Weinsenfeld)
Francia: S. Moscovici (análisis de minorías y de las representaciones sociales)
España: el construccionismo social de Tomas Ibáñez en Barcelona. Y un
movimiento interesante que pugna por una Psicología Social autónoma y
comprometida con experiencias con sujetos sociales en una realidad
concreta donde se encuentran Amalio Blanco Abarca, J.R.Torregrosa entre
muchos otros.
La Psicología Social de Enrique Pichon Rivière tiene extensiones en latinoamérica y el mundo.
Numerosos discípulos lo transmiten en México (Margarita Basz y J.
Perrez), Brasil (Marco Velloso), Colombia (Jaime Carmona, César
Jaramillo, Ovidio Muñoz), Uruguay (Hugo Monetti) Chile (Horacio
Foladori) Italia (A.Bauleo) en España durante los años de dictadura
(1976/83) Hernán Kesselman, hasta que regresó a la Argentina.
Síntesis
Lo dicho afecta a todos los sectores que conforman la estructura
socio-económica. Entre los aspectos negativos podemos señalar: la
destrucción de la familia campesina, la migración a los centros urbanos,
con la concomitante creación de bolsones de pobreza, el desempleo y sus
devastadores efectos en las distintas franjas etarias, particularmente
entre los jóvenes, el incremento de la violencia social y familiar, la
deserción escolar, en síntesis: la fragmentación subjetiva y social.
Las condiciones históricas mencionadas han exigido el diseño social de
nuevas funciones y roles. Estos son requeridos desde y hacia una
práctica que apunte a la comprensión de la realidad social y su
incidencia en los sujetos. Para esto es necesario que se movilicen y
sostengan dispositivos adecuados para el reconocimiento de necesidades y
organización de acciones que impliquen el protagonismo de los distintos
sectores de la comunidad en la visualización y resolución de sus
problemas.
En estas funciones emergentes, requeridas y legitimadas
por una creciente demanda social, se encuentra el análisis y la
intervención en los campos grupal, institucional y comunitario. La
formación en este análisis e intervención se hace necesaria, ya que en
ella se apunta desde una disciplina científica, la Psicología Social, a
potenciar la acción y la producción creativa así como la resolución de
conflictos de las personas reunidas en diferentes ámbitos y
organizaciones, ya sea en el área laboral, de la salud, de la educación,
de la familia, el tiempo libre; en síntesis, en todos los ámbitos donde
se despliega la actividad humana.
A la vez, las nuevas formas de
vida social y las problemáticas emergentes en la misma, redimensionan el
lugar del conocimiento de la Psicología Social, no sólo como
especialización o como trabajo de expertos, sino también como saber
requerido para el desempeño de otras tareas profesionales. Ejemplo de
esto son: la abogacía en su actual función de mediación, y los distintos
roles que configuran el poder judicial; la medicina en sus aspectos
sociales, la arquitectura e ingeniería en lo que hace al hábitat, la
ecología, la planificación urbana, así como la docencia en todas sus
instancias; la economía en la diversidad de aplicación de sus funciones
en la vida social, la informática y sus implicancias en las nuevas
formas de comunicación, etc.
El análisis profundo de la situación de
crisis y la necesidad de desarrollo social, en nuestro país y en la
región, se constituyen en campos de problemáticas agudas. Las
soluciones propuestas desde estos campos, se ven a menudo excedidas,
tanto desde los distintos sistemas existentes (sistemas de salud,
educativo, de asistencia social, etc.) como desde la formación de
recursos humanos en esas áreas.
Desde esta perspectiva la
construcción de conocimientos debidamente articulados, se constituye en
el eje que posibilita la elaboración de respuestas creativas y
operativas a las diferentes problemáticas que la situación coyuntural
nos planea, hacia un proyecto de transformación que el país y la Región
reclaman.
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